Sobre la difusión de los avances médicos a modo de balance del año, siglo y milenio
La irrefrenable tendencia humana a la efeméride y el balance quedó en buena medida colmada con la llegada del año 2000. Tanto se conmemoró el cambio de siglo y de milenio cuando no tocaba, que ahora cuando de verdad empiezan el siglo XXI y el tercer milenio todo posible repaso de los logros pasados y desafíos del porvenir no puede desprenderse de un cierto olor a pólvora quemada, pues en la traca del 2000 se gastaron casi todos los petardos. Así, por ejemplo, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de EE UU ya dieron a conocer el año pasado los Ten Great Public Health Achievements in the 20th Century (desde las vacunas al descubrimiento de la nocividad del tabaco) y ahora, en puertas del 2001, si acudimos a los CDC para ver su balance final, sólo nos hablan de su balance presupuestario. La gran noticia (21 de diciembre) es que para el 2001 su presupuesto crece cerca de 850 millones de dólares (un 27%), alcanzando los 3.900 millones. Con esta inyección económica bien podrían habernos revelado, por ejemplo, cuál ha sido el avance médico más grande del milenio.
Unicef ya tenía claro desde hace tiempo cuál había sido el avance médico del siglo: las sales de rehidratación oral (ORS), el mejor invento para prevenir la muerte por la deshidratación causada por la diarrea (unos tres millones y medio de personas cada año, en su mayoría niños). Un avance de este calibre tiene, por supuesto, su propia sede web en Rehidration project, donde se recuerda que todavía un niño muere cada 10 segundos por deshidratación. Pero además cuenta con el refrendo científico de una revista de prestigio como es The Lancet, donde se dijo textualmente: “El descubrimiento de que el transporte de sodio y el transporte de glucosa están emparejados en el intestino delgado de tal forma que la glucosa acelera la absorción de agua y soluto (es) potencialmente el más importante avance médico de este siglo”. Pero, claro, corría el año 1978 cuando se hizo esta valoración en la revista británica, y desde entonces han ocurrido muchas cosas en biomedicina. Sin ir más lejos, el descubrimiento de las aplicaciones de las células madre o la secuenciación del genoma de algunos seres vivos, dos logros que ha sido considerados, respectivamente, como los mayores avances científico de los años 1999 y 2000, según la revista Science, de la American Association for the Avancement of Science (AAAS), que fiel a su estilo y tradición anuncia cada año por estas fechas los 10 mayores avances científicos del año, pero sin comprometerse más allá.
Como otras instituciones especializadas, la American Heart Association (AHA) también suele hacer listas de los grandes avances cardiológicos del año. Pero son muy pocos quienes se han atrevido con los logros médicos del siglo y del milenio. El departamento médico de la cadena estadounidense ABCNews lo ha hecho tras entrevistar a más de 50 expertos de una gran variedad de especialidades médicas. Su selección de los 10 logros médicos del milenio, presentada en orden inverso, es ésta: 10: El microscopio. 9: El descubrimiento del sistema circulatorio. 8: La higiene y el agua limpia. 7: El trasplante de órganos. 6: La teoría del germen. 5: La genética y la doble hélice de ADN. 4: La anestesia. 3: Los rayos X. 2: Las vacunas. Y 1: Los antibióticos. Discutible como todas las selecciones, ésta puede servir para ponderar con mayor perspectiva recientes avances como la caída del dogma de que las neuronas no se regeneran o aventurar un hueco en la lista a la comprensión y tratamiento del Alzheimer, a nuevos avances contra el cáncer, a las prometedoras aplicaciones de las células madre, a las innumerables aplicaciones de la genómica, al conocimiento preciso del límite genético de la vida o tantos otros retos que hay planteados para los años venideros.
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