Sobre la utilidad de los contenidos médicos en internet y los productos de relleno
En su último libro «El alma y la vergüenza», Rafael Sánchez Ferlosio incluye un ensayo titulado «Las cajas vacías» en el que analiza la condición de relleno «imperativo y perentorio» que adquieren, por ejemplo, los contenidos de un diario que debe completar sus 64 páginas cada día, o una radio que ha de emitir 18 horas diarias o cualesquiera otras «cajas vacías» de contenido, «entendiendo por tales los recipientes o continentes que no sólo preceden a la determinación de los contenidos sino que además reclaman como bocas vociferantes la producción de algo que los llene». Pues bien, como quiera que internet nunca se acaba de llenar, cabría esperar en principio que los contenidos de este nuevo medio no fueran de relleno, o al menos no de forma principal y desmedida. Pero la realidad es bien distinta: cabe tanto en la red que el relleno adquiere proporciones escandalosas y puede acabar sepultando los auténticos y primordiales contenidos. En el ámbito médico asistimos a una tal proliferación de sitios y portales (para hacer justicia a su nombre, los autodenominados portales suelen ser los que más recurren al producto de relleno: quieren tener un poco de todo y no ofrecen casi nada) y a una inflación de productos que no aportan apenas nada original ni interesante, que la lucha por la supervivencia se va a presentar sin duda complicada. Entre el contenido que llena y el que rellena hay una distancia comparable a la que separa la calidad de la mediocridad. Y lo que ocurre a menudo es que muchos sitios se rellenan con contenidos que además son de ínfima calidad, equivocados y hasta fraudulentos.
También hay algún buen ejemplo de todo lo contrario. A principios de junio se empezó a publicar en internet una valiosa colección de textos médicos islámicos, procedentes de la Edad Media y algunos de ellos únicos y que se exhiben por primera vez. Estos textos reproducen con gran boato ornamental y algunos añadidos textuales los escritos de los grandes médicos de la Antigüedad (Hipócrates y Galeno, principalmente), y son los que permitieron preservar y trasmitir este conocimiento a Europa y constituyen la base sobre la que se ha edificado nuestra moderna medicina occidental. Se están publicando por etapas páginas seleccionadas de los manuscritos junto con los comentarios pertinentes, además de un glosario e información biográfica de los médicos más famosos. Podrá decirse que su interés es muy limitado, pero sin duda es un lujo poder tener al alcance está información de forma gratuita y debidamente organizada en un rincón del ciberespacio titulado Islamic Medical Manuscripts at the National Library of Medicine. Realmente esto no es un contenido de relleno. Pero, ¿quién sino la NLM podía tener una iniciativa semejante?
Ciertamente, la NLM puede ser considerado como el primer proveedor de contenidos médicos de calidad en internet. Pero no sólo por tener un producto estrella como MedLine en sus dos versiones de acceso gratuito (MedPub e Internet Grateful Med), sino por otros servicios de enorme interés y calidad, como son la completa y práctica guía para pacientes y familiares de los ensayos clínicos en curso ClinicalTrials.gov, o el directorio de organizaciones médicas DirLine, o el excelente catálogo de direcciones y puntos de interés sobre enfermedades y otros temas relacionados con la salud dirigido al público general denominado MedLine Plus. Explorar el sitio de la NLM, por no hablar del sitio de los National Institutes of Health que la alberga, es un excelente ejercicio para conocer lo que puede dar de sí la información médica en internet. Por supuesto que también hay y hace falta otro tipo de información, pero al menos en este sitio web no se tiene la sensación de que la información sea el relleno de una caja vacía.
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