Sobre el abandono del tabaquismo, los factores predictivos y otras especulaciones
Al hecho cotidiano de abandonar el tabaco se le ha echado mucha literatura, tanto médica como de la otra. Además de una jornada de reflexión, (el 31 de mayo es el día mundial sin tabaco), hay todo un discurso (literario y médico) del método para dejar de fumar. En internet, los fumadores que quieran dejar de serlo y los médicos dispuestos a colaborar en el intento tienen información y consejos más que de sobra para lograrlo. En la red menudean los portales especializados, como Stop-tabac.ch, Info-tabac, Dejardefumar.com.ar, Dejar-de-fumar.com o Dgdfumar.com; algunas guías prácticas de calidad contrastada, como la Guía del Surgeon General de EE UU: Usted puede dejar de fumar (en español), el documento Cómo dejar de fumar, de la American Cancer Society (también en español), o La guía práctica para dejar de fumar del Servicio Canario de Salud, y hasta argumentarios de distinto signo y poder de convicción, como 30 razones para dejar de fumar o Cinco mitos comunes sobre el abandono del tabaquismo. Uno de los aderezos literarios más comunes en estas páginas es la célebre frase de “fumar es fácil, yo lo he hecho cientos/miles de veces”, que según los casos se atribuye a Oscar Wilde (“cientos de veces”) o a Mark Twain (“miles de veces”). ¿Pero hasta qué punto se conocen la dificultad de esta empresa y los factores predictivos del éxito y el fracaso?
Uno de los más recientes análisis sobre este asunto ha sido publicado en el número de mayo de la revista Chest del American College of Chest Physicians. Este estudio multicéntrico, coordinado por investigadores del Mayo Clinic’s Nicotine Dependence Center, además de confirmar la utilidad del fármaco bupropion (frente al placebo y en una población de 615 fumadores) como una eficaz terapia de apoyo para abandonar el hábito, ha establecido que determinadas características de los fumadores que quieren dejar de serlo permiten anticipar el éxito de su intento. Así, entre los factores predictivos de unas mayores tasas de éxito está el ser varón; los periodos de abstinencia previa (la gente que ha conseguido dejar de fumar al menos un mes y los que nunca lo han intentado tienen mayores posibilidades); el número de cigarrillos diarios (los que fuman menos tienen más probabilidades de dejarlo que los fumadores pesados); la edad (los años juegan aquí a favor del abandono del tabaco); el vivir en un hogar libre de humo (quienes viven en una familia de no fumadores probablemente lo conseguirán con más facilidad), y los intentos previos (los fumadores que han conseguido un mayor número de veces dejar de fumar pueden conseguirlo de nuevo y quizá para siempre). Un punto clave es que la abstinencia de dos semanas ya es un paso importante en el camino para dejar de fumar, por lo que cualquier método de apoyo que se siga, ya sea la relajación, la sofrología o el autoconvencimiento, ha de prestar especial atención a este periodo.
Sobre el sexo como factor predictivo, se dice que las mujeres tienen más difícil dejar el hábito porque suelen preocuparse más por la ganancia de peso al prescindir del tabaco y porque, dadas su mayores tasas de depresión, recurren al cigarrillo más a menudo que los hombres para “gestionar” su estado de ánimo. Pero todo esto, como otros análisis sobre el tabaquismo, tiene por lo menos un pie en el terreno de lo especulativo. Hace falta conocer mejor el proceso de cambio de fumador a ex fumador, y para ello la Health On the Net Foundation (HON) tiene en la red una encuesta abierta a la participación. Dejar de fumar puede ser fácil o difícil, todo depende de si se tiene una buena razón, y ésta ha de ser no sólo puramente racional. Porque ya sabemos que el cerebro tienen razones que la razón desconoce, entre otras cosas porque los recovecos cerebrales donde se cuecen las decisiones y la conducta están infiltrados de nicotina.
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