Sobre el tratamiento de la información de salud en la prensa diaria y las fuentes que utiliza
En una fecha tan próxima y lejana a la vez como 1980 el periódico El País, que ya era por aquel entonces el de más difusión y prestigio en la prensa española, citaba la revista The New England Journal of Medicine (NEJM) como "El Diario Médico de Nueva Inglaterra". Esto hace tiempo que ha dejado de ocurrir en ese diario y en otros, que utilizan el NEJM como una fuente habitual en sus informaciones médicas. Leer hoy en la prensa una referencia semejante (imaginemos, por ejemplo, "La Lanceta" en vez de The Lancet) sería algo casi tan desconcertante y equívoco como citar "Los Tiempos de Nueva York" en vez de The New York Times. Pero este minúsculo dato de hemeroteca nos puede servir hoy para reflexionar sobre cómo ha evolucionado en España la información de salud en la prensa de información general.
Las cosas empezaron a cambiar con la irrupción del síndrome tóxico en 1981 y poco después del sida. Los periodistas "todoterreno", que lo mismo informaban de sucesos que de medicina, fueron cediendo paso a periodistas cada vez más especializados en medicina y sanidad, mientras iba creciendo el espacio destinado a estos temas. Aunque apenas se ha estudiado la información médica en la prensa diaria, los pocos estudios que hay son reveladores. Vale la pena comentar un trabajo sobre "La información sanitaria en la Prensa diaria" publicado en 1991 en la Revista de Sanidad e Higiene Pública. Se trata de un estudio horizontal, en el que se han revisado los ejemplares de los cinco diarios más difundidos entonces (El País, Abc, La Vanguardia, El Periódico y Diario 16) durante cuatro semanas de 1987. Uno de los objetivos del estudio era evaluar el rigor, definido como la ausencia de errores capaces de inducir conductas inadecuadas en el lector en relación con la salud. Según los autores, se otorgó menos importancia a errores de tipo terminológico (artrosis por artritis, por ejemplo) que a la creación de expectativas excesivas de curación, consejos inadecuados… Pues bien, según los resultados de este trabajo, el rigor informativo osciló entre un 92% y un 98%. Y algo parecido ocurrió con la evaluación de la inteligibilidad o claridad en la exposición, que alcanzó unos valores que oscilaron entre un 94% y un 98%. Los autores de este trabajo observan además que "los casos de rigor insuficiente suelen corresponder a artículos aparecidos fuera de las secciones de sanidad (internacional, sucesos, etc.)". Con esta aseveración no hacen sino reconocer el oficio que ya en el año 1987 tenían los informadores de medicina y sanidad.
Con todo, sobre la prensa pesan no pocas acusaciones, algunas ciertamente merecidas. Las más habituales son la falta de rigor y de veracidad en la información, la desinformación del lector, el desprestigio de la clase médica y, más recientemente, un cierto tono de grandilocuencia y espectacularidad que contribuye a crear falsas expectativas entre los pacientes. Aunque faltan estudios amplios para demostrar estas acusaciones, desde hace tres años contamos con un buen instrumento de análisis cuantitativo y cualitativo de la información médica en la prensa. Es el llamado Informe Quiral, que realiza el Observatorio de la Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona para la Fundación Vila Casas. Para el informe de 1998 se han revisado exhaustivamente cinco diarios: El País, ABC, El Mundo, La Vanguardia y El Periódico de Catalunya, contabilizándose en total 8.706 textos periodísticos, un 45% más que en 1977 (5.984 registros). Los temas que más impacto tuvieron en la prensa fueron por este orden: la píldora de impotencia (Viagra), las negligencias médicas y las infecciones hospitalarias. Esta "pool position" es un dato más que avala la valoración del director del Informe Quiral, Vladimir de Semir, de que "se está produciendo una gradual deriva hacia la espectacularización e incluso hacia el sensacionalismo."
Otro dato para la reflexión es el que se refiere a las fuentes que se citan en los artículos periodísticos: médicos y expertos (45%), instituciones (28%), publicaciones (15%) y agencias de noticias (14%). Los médicos y expertos son la principal fuente informativa y es natural que así sea, entre otras cosas para contextualizar debidamente las demás fuentes. Pero es notable también el peso que tienen las publicaciones y el número de citas de algunas revistas: Nature / Nature Medicine / Nature Genetics (225 veces), The Lancet (181) y The New England Journal of Medicine (139). Ciertamente, Nueva Inglaterra queda ya muy lejos.
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