Sobre el test del sueño ESS como muestra y metáfora del autoservicio de la salud
Si una noche de verano un internauta insomne… No hace falta ser Italo Calvino ni fantasear demasiado para imaginar lo que puede dar de sí internet cuando el sueño no acaba de llegar. Pero ciñéndonos al ámbito de la salud, hay recursos informativos para dar y tomar sobre el insomnio, los ronquidos, la apnea de sueño, la somnolencia diurna y otros trastornos o síntomas. La Escala de Somnolencia de Epworth (Epworth Sleepiness Scale o ESS) es uno de los probables destinos de quien busca información y soluciones para la somnolencia diurna, un problema que afecta a muchos insomnes y depresivos, pero también a muchas personas que simplemente duermen poco. Este instrumento técnico de ayuda al diagnóstico, desarrollado en 1991 por el doctor Murray W. Johns y dado a conocer a través de la revista Sleep, es un sencillo cuestionario de ocho preguntas sobre la probabilidad de quedarse dormido en ocho situaciones cotidianas, como ver la televisión, estar sentado leyendo o ir de pasajero en un coche. Como internet ha desdibujado las fronteras que separan la información técnica para especialistas y la de carácter divulgativo, la ESS está hoy al alcance de cualquiera interesado en la calidad del sueño. Por exprimir la metáfora de internet como gigantesco autoservicio de la salud, digamos que lo mismo se podría encontrar en las estanterías de las sociedades científicas del sueño que en las de fabricantes de colchones. Esto, claro está, tiene sus ventajas pero también sus riesgos.En el ámbito de la medicina del sueño, la ESS ha hecho fortuna y son muchos los que la utilizan por su sencillez. Sin embargo, algunos estudios han cuestionado su grado de fiabilidad para medir la somnolencia en comparación con otros métodos más objetivos que utilizan los especialistas para evaluar los trastornos del sueño. En concreto, el llamado Multiple Sleep Latency Test (MSLT), que emplea electrodos para medir directamente cuánto tiempo tarda una persona en quedarse dormida en el trascurso de diversas situaciones cotidianas, parece ser el método de elección para evaluar la somnolencia en la apnea del sueño y otros trastornos. Pero el patrón que circula por la red es la ESS, en parte por su sencillez y en parte porque puede utilizarse como método de autoevaluación. Lo malo no es que se ofrezca la ESS para evaluar la somnolencia, sino que las conclusiones y afirmaciones que acompañan a los resultados de este test en algunos sitios electrónicos pueden ser engañosas, como ha dado a conocer recientemente, en la reunión anual de la Associated Profesional Sleep Societies celebrada este mes en Chicago, un grupo de investigadores que ha estudiado las características de la presencia de la ESS en internet.
De los 91 sitios analizados por los neurólogos Ronald Chervin y Alon Avidan, de la Sleep Disorders Clinic del University of Michigan Health System, la cuarta parte no ofrece ningún tipo de interpretación de los resultados, y en un 40% de los sitios se recomienda a quienes han obtenido puntuaciones “altas” que consulten con un médico. Como señalan los autores, aunque esta recomendación puede ayudar a algunos pacientes, no hay ningún estudio sobre la efectividad de utilizar la ESS para hacer un cribado de la población general. Este estudio es uno de los pocos que se han hecho sobre los potenciales peligros del autoconsumo de salud en internet, pero ¿ cuántas situaciones homologables a la de la ESS no habrá en la red? La democratización de la información que trae internet está deparando nuevas posibilidades para la educación sanitaria pero también nuevas vías hacia el engaño y la confusión. Podemos soñar con una futura red impoluta, pero esto es sólo un sueño. O un nuevo peligro.
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