Sobre el futuro del sistema sanitario en la era de internet
E-health es uno de los muchos términos que se han acuñado para nombrar el cambio que se está produciendo en el escenario sanitario con la irrupción de internet y otras tecnologías de la información y comunicación (TIC) electrónicas. Pero el significado preciso de la e-salud no es fácil de delimitar. El médico colombiano afincado en Canadá Alejandro R. Jadad, probablemente uno de los mejores conocedores de la e-salud, la define como el uso de las ITC electrónicas con el propósito de mejorar la salud de las personas, aunque en una revisión bibliográfica del término realizada por el Centre for Global eHealth Innovation de la Universidad de Toronto que él dirige se han encontrado hasta ahora nada menos que 48 definiciones, con elementos en común, pero también con diferencias importantes.
Un buen panorama de lo que es y puede llegar a ser la e-salud se esboza en un número especial del British Medical Journal (BMJ), del pasado 15 de mayo, sobre comunicación electrónica y cuidados de salud, dirigido precisamente por Jadad junto con el responsable de la versión electrónica del BMJ, Tony Delamothe. Los más de 100 originales remitidos para su publicación superan a los recibidos en cualquier otro especial anterior, y reflejan el interés que suscitan entre los médicos los usos y aplicaciones de las TIC electrónicas. Cada vez parece más claro que en medicina hay un antes y un después de internet, sin olvidar la importancia complementaria de otras tecnologías, como las multimedia o las que permiten la comunicación sin hilos. El acceso a la mejor información médica disponible, tanto para médicos como para pacientes, es sólo una de las grandes aportaciones de las TIC electrónicas. El trabajo en red, las nuevas posibilidades en la enseñanza de la medicina, el ahorro de tiempo, la extensión de la atención sanitaria a cualquier rincón y los cambios en las relaciones entre médicos y pacientes son otros de los fenómenos que atestiguan que todo el sistema sanitario está en vías de transformación.
Jadad y Delamothe reconocen en uno de los editoriales haber echado en falta, entre los artículos que han recibido, más trabajos sobre el papel de las TIC electrónicas en la prevención y en la promoción de la salud. Y citan a modo de ejemplo cómo puede internet ayudar a mejorar el nivel de educación sanitaria en las áreas rurales más remotas. Frente a las epidemias de cáncer y obesidad que pronostican los epidemiólogos, Jadad y Delamothe comprueban con cierto pesar que los investigadores no parecen muy interesados en explorar cómo la comunicación “online” puede promover la actividad física, los hábitos dietéticos saludables o el abandono del tabaquismo. Las TIC electrónicas tienen sin duda enormes posibilidades para la promoción de la salud. Pero no hay que olvidar que son sólo una herramienta en manos humanas. El tiempo dirá lo que da de sí la e-health y si realmente sirve para promocionar la salud y tiene sentido hablar de la e-prevención.
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