El «boomerang penis»

El BMJ muestra que es posible y útil la resonancia magnética del coito humano

El “christmas issue” del British Medical Journal que desde hoy está disponible en internet se presenta realmente interesante. Entre los temas que se recogen en su portada electrónica figuran los siguientes reclamos: “alien babies”, “body piercing”, las chicas de Esexx, los coches de los médicos, los deseos de los estudiantes de medicina, martinis, el “boomerang penis”… En fin, guiños y sugerencias para todos los gustos y/o sexos. Parece como si estuviéramos ante una revista de quiosco, con la diversidad temática propia del suplemento semanal de un periódico y con un cierto toque del atrevimiento de revistas como Cosmopolitan. Pero no, se trata del BMJ, la revista de la British Medical Association. Cualquiera de los reclamos de portada merece un ojeo/hojeo electrónico, pero si pinchamos en el “boomerang penis” nos encontramos con que el BMJ nos obsequia con un bonito “crismas” para la última navidad del milenio: las “artísticas y científicas” imágenes de un coito humano obtenidas con resonancia magnética. Y efectivamente, allí puede contemplarse —en una imagen con el temblor de reverbero propio de una resonancia magnética— el susodicho pene bumerán, que es la verdadera y hasta ahora nunca vista forma del miembro viril cuando está introducido en la vagina en la “posición del misionero”.

“Lo que empezó como una curiosidad artística y científica”, según relatan el profesor de Ginecología holandés Willibrord Weijmar Schultz y demás autores del trabajo, ahora ve la luz en una revista del máximo impacto demostrando que es “posible y provechoso” tomar imágenes de resonancia magnética del coito de una pareja. Lo de posible tiene que ver, por un lado, con las dificultades y controversias  éticas y sociales para llevar a cabo este tipo de experimentos; y, por otro, con los problemas “técnicos” que plantea el que dos personas se introduzcan en el angosto tubo de 50 centímetros de diámetro (diseñado para albergar a una sola persona) de un equipo convencional de resonancia magnética y además que mantengan una relación sexual allí dentro. Pero todo esto ha podido ser superado gracias al apoyo del Hospital Universitario de Groningen, en Holanda, donde se realizaron los 13 experimentos (la respuesta sexual en diez parejas durante el coito y la respuesta por autoestimulación en tres mujeres); a la paciencia demostrada por los voluntarios y los investigadores en los siete años que duró la investigación, y al concurso, todo hay que decirlo, del sildenafil más conocido como Viagra (sólo fue innecesario en la primera pareja).

¿Y qué ha revelado de nuevo este experimento? Al decir de los autores, un par de cosas inéditas. Primera, que el pene adopta forma de bumerán (con una longitud total de unos 22 centímetros, la raíz es mayor de lo que se suponía y forma un ángulo de unos 120 grados) y no de S como se pensaba desde los estudios de Dickinson en 1933. Y segunda, que Masters y Johnson se equivocaban al afirmar que el útero aumenta de tamaño durante la excitación sexual.

Los autores, que califican de “hermosas” las imágenes,  muestran en primer lugar su agradecimiento a los voluntarios por su cooperación y buen humor y por permitir divulgar imágenes tan íntimas. Los lectores, por nuestra parte, quizá deberíamos agradecer a los autores la aportación que representa este trabajo para la especie humana, que puede entrar ya mucho más tranquila en el tercer milenio tras conocer detalles de “living anatomy” que antes ignoraba: menudo alivio. Y, en fin, también deberíamos agradecer a la British Medical Association tan bonito”crismas”: un detallazo.


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