El enredo vacunal

Sobre los éxitos, fracasos, dudas, temores y esperanzas que traen las vacunas

Ayer sin ir más lejos el New England Journal of Medicine publicaba un artículo sobre el minusvalorado coste económico de la gripe en niños y la conveniencia y efectividad de la vacuna. En las últimas semanas otras revistas relevantes han abordado diversos aspectos de la prevención y tratamiento de la gripe, coincidiendo, por una lado, con la mayor onda epidémica actual (cada 20 años se produce un gran cambio mutagénico en el virus y, tras el de 1979, para este año se esperaba una epidemia mayor) y, por otro lado, con la presencia en el mercado de los dos primeros fármacos antigripales, de eficacia limitada. Los medios de comunicación (incluida internet) se han venido haciendo eco, con mejor o peor fortuna, de todos estos aspectos noticiosos, más los que se refieren a la situación local de cada país y los intereses económicos en juego. Y como destilado queda la sensación de que la gripe no está ni mucho menos bajo control.

Pero el caso de la gripe no es aislado, aunque tampoco el más grave. Al margen del problema sanitario de la falta de acceso de muchos millones de personas a las vacunas disponibles, hay un problema de índole estrictamente científica para obtener vacunas contra enfermedades de gran mortandad, como la malaria o el sida. Desarrollar una vacuna puede llevar un par de décadas. Algunos intentos, como el de Patarroyo con la malaria, se tuercen a mitad de camino y casi hay que volver a empezar. De las 19 vacunas contra el sida que están en ensayos clínicos, puede que sólo alguna llegue a ser un arma para la prevención secundaria y evitar que las personas infectadas enfermen. Hace dos días, la revista británica New Scientist informaba del serio revés que ha recibido una de ellas (desarrollada en la Universidad de Oxford), al conocerse que seis mujeres de Kenia supuestamente protegidas por la vacuna se han infectado con el VIH.

Todo el actual enredo vacunal que tejen los fracasos y los éxitos (quizá la polio no se erradique en el 2000 ni la lepra en el 2005, pero ya falta poco), los temores y las esperanzas que despiertan las nuevas líneas de investigación queda bien patente en internet (la página de vacunas de MedLine Plus es una de las buenas puertas de entrada). En un reciente e interesante artículo publicado en el British Medical Journal titulado “Vaccines in the 21th century”, se presenta un panorama realmente fascinante y esperanzador. Con los nuevos enfoques para la obtención de vacunas, especialmente las vacunas de ADN, parece posible diseñar vacunas a la medida de cada patógeno (inoculando sólo los genes que producen determinadas proteínas antigénicas) y además inducir respuestas inmunitarias muy específicas. Así se podrían combatir no sólo las enfermedades infecciosas, sino también otras como algunos tipos de cáncer (aunque no tengan un sustrato infeccioso), enfermedades autoinmunes, alergias e incluso enfermedades metabólicas y hasta adiciones.

Aunque todo esto pueda sonar a ciencia ficción, ya hay ensayos clínicos en marcha (en fase I). Pero la inmunidad es sin duda un territorio todavía no bien explorado y comprendido, y la manipulación genética un área delicada como pocas. En el plazo de una o dos décadas se verá lo que las vacunas genéticas y otras líneas, como la obtención de vacunas en plantas comestibles, pueden dar de sí. Mientras, para el próximo octubre se anuncian cambios en el calendario vacunal con la introducción de la vacuna conjugada contra la meningitis C. Y para el día a día de la práctica médica, aquí va una página de los CDC para ayudar a vencer los recelos de los pacientes y deshacer los seis grandes entuertos sobre vacunas: “Six common misconceptions about vaccination”.


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