Sobre la epidemia de diabetes y sus contornos borrosos
Las noticias sobre el carácter epidémico que está cobrando la diabetes en el mundo desarrollado han arreciado en los últimos años. Algunas de las notas destacadas de esta epidemia de límites un tanto difusos son el aumento creciente de la obesidad y el sobrepeso; las previsiones de que el número de diabéticos se duplicará en una década; la aparición de casos de diabetes tipo 2 en niños (antes casi exclusiva de los adultos); la presencia masiva y silenciosa de un síndrome metabólico de perfiles más amplios y vagos que la diabetes que se ha dado en llamar síndrome X, y, en fin, la interrelación íntima y borrosa entre condiciones patológicas o de riesgo como son la obesidad, la diabetes, los estados prediabéticos, el sedentarismo y los eventos cardiovasculares. Aunque este gran “link” es a la vez un gran lío, pues no están claros ni los mecanismos ni las causas, la conexión de los accidentes vasculares con la diabetes resulta a estas alturas incluso más evidente que la establecida con el tabaco. En la 62 reunión anual de la American Diabetes Association (ADA), celebrada del 14 al 18 de junio en San Francisco, una encuesta a 700 médicos de familia, 100 endocrinólogos y 100 cardiólogos ha dejado bien patente que el primer factor de riesgo cardiovascular es ya la diabetes, por encima del tabaco, el colesterol y la hipertensión.
Lo preocupante es que los diabéticos, en general pacientes modélicos en cuanto al nivel de educación y conocimiento de su enfermedad, no son conscientes de esta peligrosa asociación. Un 68% no cree que los ataques cardiacos y los accidentes cerebrovasculares sean un riesgo tan importante como la retinopatía y la ceguera o las amputaciones. Pero lo cierto es que la diabetes multiplica el riesgo cardiovascular por entre dos y cuatro veces, y que alrededor del 75% de los diabéticos morirá por un infarto o un ictus. “Make the link!” (el “link” entre la diabetes y la enfermedad coronaria y el ictus) es una iniciativa de la ADA y el American College of Cardiology (ACC) para divulgar la importancia que tiene para los diabéticos el ser conscientes de su elevado riesgo cardiovascular y lo que pueden hacer para controlarlo. El abc de la prevención, según la ADA, se basa en un triple control: a) cada seis meses, por lo menos, un test de la A1c o hemoglobina glicosilada, que debe estar por debajo del 7%; b) en cada visita médica, un control de la tensión arterial para mantenerla por debajo de 130/80, y c) al menos una vez al año, un análisis del colesterol LDL.
Como todo no iban a ser malas noticias, en esta reunión de la ADA se ha hablado mucho de las nuevas fórmulas de administración de insulina: pastillas, parches, sprays bucales y varias versiones de insulina inhalada. El objetivo es abandonar las inyecciones: “No more insulin shots” es la noticia positiva del congreso. Ya se sabe que estas reuniones crean muchas falsas expectativas, pero tanta mala noticia hace presagiar que probablemente pronto habrá alguna buena de verdad.
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