Sobre la salud de los hombres y la emergente medicina basada en el género
Con casi una década de retraso respecto a las mujeres, los hombres tienen por fin su primer congreso médico sobre sus problemas específicos de salud. Del 2 al 4 de noviembre se celebra en Viena (Austria) el First World Congress on Men’s Health con ponencias tan sintomáticas de los nuevos tiempos como «Terapia de sustitución hormonal masculina», «Andropausia: realidad y ficción», «Imagen corporal y trastornos alimenticios en los hombres», «Remodelando la identidad masculina», «Osteoporosis, la nueva enfermedad de los hombres», «El sueño y su significado médico para los hombres» o «El corazón de los hombres late de forma diferente». Personajes relevantes como el virólogo Robert Gallo y el experto en e-health Alejandro Jadad avalan con sus ponencias el estudio y asistencia diferenciados de los problemas de salud de hombres y mujeres. Con el olfato que últimamente está demostrando por los temas de más rabiosa o paciente actualidad, el British Medical Journal (BMJ)ha brindado su apoyo al evento y dedica su último número a la salud de los hombres. Y lo hace con unos cuantos artículos y varios editoriales, entre ellos uno que se pregunta si los hombres -que tienen una esperanza de vida media siete años menor que la de las mujeres y unas mayores tasas de mortalidad en las 15 primeras causas de muerte- no estarán en peligro de extinción: The future of men and their health. Are men in danger of extinction?
Parece mentira pero hasta hace 25 años no se emprendieron en serio estudios sobre los problemas de salud propios de las mujeres, y ha habido que esperar prácticamente al siglo XXI para que la reinante medicina basada en la evidencia hiciera suya una notable evidencia basada en la observación, a saber, que los hombres tampoco son iguales a las mujeres. Las diferencias de las mujeres con los hombres van más allá del ámbito ginecológico y, del mismo modo, más allá y acá de la calvicie y los problemas prostáticos, los hombres no comen, duermen, sienten, metabolizan, piensan, enferman y piden atención médica igual que las mujeres. Este primer congreso sobre los problemas de salud masculinos, coincidente con el primer Men’s World Day (el 3 de noviembre de 2001) y la creación de la InternationalSociety for Men’s Health y el European Men’s Health Forum, es la constatación por parte de la comunidad médica de una creciente necesidad de información e investigación sobre los problemas de salud masculinos. Aunque lo hacen de distinta manera y un paso por detrás de las mujeres, los varones también demandan información específica sobre su salud física, mental y social, como reflejan numerosos sitios de internet (Men’s Health y The Men’s Health Network son algunos de los más notables), las secciones específicas de algunas sociedades médicas (por ejemplo, la American Academy of Family Physiciuans) y algunos medios de comunicación que tienen un área sobre el tema, como el New York Times o la BBC.
Con los focos apuntando por separado a hombres y mujeres, la llamada Gender-Based Medicine empieza a tomar carta de naturaleza como una de las grandes áreas emergentes en investigación y atención médicas. Todas y cada una de las células de hombres y mujeres son diferentes, y esto no ha sido todavía debidamente considerado en medicina. Entre otras cosas, como reclama la National Academy of Sciences de EE UU, en la investigación urge discriminar si las células y los tejidos son masculinos o femeninos; en los ensayos clínicos, hay que dar más entrada a las mujeres y especificar su situación menstrual y hormonal, y en los trabajos científicos deben analizarse de forma rutinaria los resultados en función del sexo. Queda, como vemos, casi todo por hacer para que la Gender-Based Medicine sea algo más que una iniciativa prometedora.
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