Sobre el mundo de la imagen en internet y su infeliz casamiento con el texto
En el mundo multimedia todavía hay clases y una marcada jerarquía. Internet es una red tejida con palabras y todo lo demás, ya sean imágenes, vídeo o sonido, son fantasmas encadenados a la malla digital por significantes textuales. Buena parte de los bits de la red están en una zona poco iluminada y son por tanto menos visibles, simplemente porque no entran en las grandes rutas y en las batidas de los buscadores, ya sea por razones de lengua, ubicación u otras. Pero a los bits que forman toda la iconografía de la red les ocurre algo parecido. La prueba está en que, cuando se pretende buscar una imagen en internet para ilustrar una idea en una clase o presentación, dar con la imagen en cuestión no es ni de lejos tan sencillo como encontrar un dato, una información, un texto. El de la palabra y el de la imagen son dos mundos bien distintos, y eso se nota cuando se pretende buscar una imagen con las herramientas disponibles. Los buscadores se manejan en clave alfabética y por más que se quiera describir una imagen con palabras, en los resultados de las pesquisas prevalece la información textual. Con tiempo y una caña probablemente es posible acabar pescando las imágenes que uno busca, pero si el tema no es sencillo hace falta dedicación, paciencia y un poco de suerte.
Además, una imagen sin texto es puro artificio. La fotografía hace tiempo que perdió valor como prueba documental o testimonio. Al margen de la fotografía creativa, que se explica a sí misma, el texto es lo que avala una foto y le da carta de naturaleza en internet. Persuadidos como estamos de que toda imagen puede ser un montaje digital, ¿quién sostiene que una imagen vale más que mil palabras? Más bien, para que la imagen tenga al menos el valor de la visibilidad en internet precisa siquiera unas palabras. Fijémonos, por ejemplo, en Ronald Rreagan fumando. ¿Cuántas palabras vale una imagen como esta? ¿Y esta otra?Si hubiera que describir y catalogar la primera foto con tres palabras, probablemente serían Reagan, smoking y WHO. Pero el mensaje sería confuso, porque WHO no tiene nada que ver con la OMS, sino con una emisora de radio en Des Moines, Iowa (EE UU) en la que trabajó el ex presidente estadounidense a principios de los años treinta como locutor deportivo. La foto, una copia de una postal que Reagan enviaba a los oyentes que le escribían a la emisora, es un montaje para una campaña publicitaria realizada para los cigarrillos Kentucky Winner y el tabaco de pipa Kentucky Club. Reagan ni fumaba entonces ni quizá tenía perro. En la segunda foto, aparece de nuevo fumando, esta vez en su despacho, pero ignoramos los detalles. Si ahora, siguiendo el rastro del humo, quisiéramos localizar las impactantes imágenes históricas de médicos anunciando cigarrillos, resulta que no es nada fácil. Las imágenes existen y seguramente están en algún rincón de internet. Pero, ¿cómo llegar hasta ellas?
En la rred, hay algunos buenos bancos de imágenes médicas. Están, por ejemplo, el archivo Images from the History of Medicine (IHM), una colección de casi 60.000 ilustraciones y fotografías de la National Library of Medicine de EE UU, o el Bristol Biomed Image Archive de la Universidad de Bristol. Pero la mayoría o son muy limitados, como el de la Health On the Net Foundation (apenas 2.000 imágenes), o son de pago, como el Banco de imágenes de Medcenter.com o el AP Photo Archive. Por suerte, muchas de las imágenes médicas de interés son además de libre disposición para conferencias, presentaciones y otros fines no comerciales. Pero si su búsqueda se complica, una alternativa rápida y eficaz en muchos casos es utilizar una cámara digital para crear las propias ilustraciones. Es una cuestión de imaginación.
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