Sobre la sobreabundancia de imágenes y la construcción de la realidad
La imagen muestra una multitud al borde del escenario, en lo que parece un concierto nocturno. En primer plano se distinguen unos brazos que alzan en volandas a un joven con camiseta amarilla, aunque también pudiera ser una chica. Su rostro sonriente ocupa el centro de la imagen y es el único que se distingue entre la multitud. La fotografía no aporta mucha más información, pero es una buena foto, técnicamente bien conseguida, bañada por una luz rojiza que llega en olas de derecha a izquierda hasta ese bulto central amarillo y esa cara iluminada que sonríe hacia el escenario. La imagen es sólo un instante en la vida del joven de amarillo, un instante congelado y colgado en Flickr, una de las aplicaciones de fotos en línea más populares. Notsogoodphotography (éste el seudónimo del fotógrafo) tuvo también su instante de gloria ya que su foto aparecía en el momento de la conexión como imagen de portada en la web de Flickr, un protagonismo difícil de lograr ya que esta web recibió en último minuto más de 3.000 nuevas imágenes.

Flickr, YouTube, Google Earth y otras aplicaciones están revolucionando el significado de la fotografía y la manera de producir, almacenar y compartir imágenes. La fotografía analógica ha quedado superada y prueba de ello es que el otrora gigante Kodak entró en una profunda crisis por no apuntarse a tiempo a la revolución digital, Polaroid es ya una antigualla y las grandes marcas de fotografía se han concentrado en la tecnología digital. Hoy se pueden obtener imágenes fijas y en movimiento con cámaras, con el ordenador, con equipos de video y con teléfonos móviles, entre otros artilugios. Actualmente el primer fabricante de cámaras fotográficas del mundo ya no es una firma tradicional, sino la firma de telefonía Nokia, la primera que incorporó una cámara al teléfono. De esto hace seis años, y apenas cuatro años después, en 2006, las tres cuartas partes de todas las fotos ya se hacían con un móvil y sólo el 20% con una cámara fotográfica digital.
Esta nueva manera de hacer fotografías está transformando la cultura visual. Está claro que el volumen de fotos se ha disparado exponencialmente, pero de la mayoría de ellas ya no se hacen copias en papel. Además, la edad media de los autores de las imágenes ha descendido. Hoy quienes más fotos hacen no son los padres de familia, para conservar la memoria de la familia en un álbum, sino los jóvenes con sus móviles, que hacen y comparten fotos continuamente. La fotografía como memoria ha dado paso a la fotografía como experiencia que se comparte. Nos enviamos fotos como quien manda un saludo, para decir “hola, aquí estoy”, o las colgamos en aplicaciones como Flickr para compartirlas con otros. Vivimos cada vez más inmersos en un mundo de imágenes, en una imagosfera o atmósfera de imágenes digitales que nos envuelve como el aire que respiramos. Y este interfaz digital es ya un elemento importante en la construcción individual y social de la realidad.
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