Más desgaste

Sobre la alta tasa del síndrome del burnout en los médicos

El desgaste profesional entre los médicos españoles está alcanzando tasas increíbles. Hace unos meses, el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Miquel Bruguera, alertaba que uno de cada tres médicos sufría, en mayor o menor medida, el llamado síndrome de burnout o de desgaste profesional (cualquiera de las cuatro acepciones del verbo desgastar en el Diccionario de la Real Academia Española hacen al caso: 1) consumir poco a poco; 2) pervertir, viciar; 3) desperdiciar o malgastar, y 4) perder fuerza, vigor o poder). La mayoría de los estudios realizados han estimado la tasa de este trastorno adaptativo crónico por encima del 33%, pero ahora un estudio realizado en el área sanitaria de Talavera de la Reina (Toledo) ha elevado la cota al 76,4%. ¿Cómo es posible que tres de cada cuatro médicos estén quemados, desgastados o descontentos? ¿Representa Talavera un caso aparte? ¿Hay acaso algún sesgo oculto o algún malentendido terminológico?

Desde que se empezó a utilizar en los años setenta, el término burnout se ha hecho tristemente popular en la clase médica. Centenares de estudios han confirmado que los médicos están gravemente afectados por este trastorno que se caracterizó en los años ochenta por la tríada de agotamiento emocional, despersonalización (los pacientes son vistos como «casos») y baja realización personal. El estudio de Talavera de la Reina, publicado en el número del 15 de octubre de 2003 en la revista Atención Primaria, ha utilizado una metodología adecuada y la versión validada al español del cuestionario más difundido para valorar este trastorno, el Maslach Burnout Inventory (MBI). De las diferentes variables sociodemográficas analizadas (edad, sexo, estado civil, realización de guardias, etc.), sólo resultó ser estadísticamente significativa la mayor prevalencia de desgaste profesional en los médicos de atención primaria (nada menos que un 85,7%) frente a los de atención especializada (69,1%), lo cual podría explicarse por la mayor implicación emocional que suele haber con los pacientes de atención primaria. Las tasas de cansancio emocional, despersonalización y baja realización profesional de los médicos de Talavera son más altas que las encontradas en otros estudios realizados en Cáceres, Asturias, Zaragoza, Madrid o Barcelona. Pero tampoco, en principio, hay razones para pensar que las condiciones de vida y trabajo en la ciudad toledana sean muy diferentes de las de otras ciudades españolas.

Lo que los propios médicos encuestados proponen para mitigar su desgaste es, por encima de todo, mejoras laborales: menor presión asistencial, más tiempo de consulta por paciente, menor burocracia, mejoras en las guardias… No se puede descartar que las respuestas de los médicos de Talavera al cuestionario MBI sean falsas o exageradas, pero en cualquier caso sus quejas vienen a decir que en la atención médica tanto importa la satisfacción del cliente, usuario o paciente como la de la persona que lo atiende: el médico.


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