Sobre la tendencia a las uniones e intersecciones en biomedicina
¿En qué se parece un cyborg a la República Unida de Tanzania? Bien, un cyborg es un ser híbrido de humano y máquina; o dicho de otro modo, una criatura a medias cibernética (cyb-) y orgánica (-org). El nombre fue acuñado en 1960, cuando se empezaba a intuir un futuro próximo con seres humanos mejorados por la tecnología. En cierto modo, este futuro ya está aquí, pues son muchas las personas que llevan prótesis mecánicas, desde un marcapasos a un implante coclear, sin las cuales no podrían vivir o vivirían mucho peor, y quien más quien menos tiene o tendrá algo de cyborg. Aparte de que pueda haber cyborgs en Tanzania, la clave de la similitud está en el nombre. Tanzania, como cyborg, es una palabra híbrida creada en 1964 para dar nombre a un nuevo país resultante de la unión de los recién independizados Tanganika y Zanzíbar. Este tipo de palabras combinadas se denominan en inglés portmanteau, un galicismo que significa “baúl de viaje” tras sufrir una desviación léxica y semántica del francés portemanteau (perchero).
Esta nueva acepción para designar estas palabras híbridas se la sacó de la manga en 1871 ese gran inventor de palabras y de portmanteaux que fue Lewis Carroll, en su obra Al otro lado espejo y lo que Alicia encontró allí, donde su personaje Humpty Dumpty dice: “Slithy significa slimy y lithe [viscoso y flexible]… Como ves, es como un portmanteau: hay dos significados juntos en una palabra”. Desde los tiempos de Carroll, los portmanteaux se han multiplicado en inglés, una lengua especialmente dada al blending o mezcla de palabras. A modo de ejemplo pueden citarse el clásico motel, formado a partir de motor y hotel, el ingenioso smog (niebla tóxica), de smoke (humo) y fog (niebla), o el imprescindible advertorial, creado hace ya más de seis décadas, en 1946, a partir de advertisement (anuncio) y editorial, para designar un texto publicitario camuflado como información en los periódicos. Un portmanteau es, pues, una neologismo que sirve para nombrar una nueva realidad surgida de la concurrencia de otras dos. ¿En qué idioma habla quien mezcla palabras y expresiones del español y el inglés sino en spanglish? Puede que esto no sea una lengua, pero es sin duda un código de comunicación oral que de algún modo hay que nombrar (de hecho, en EE UU hay una cátedra de Spanglish, ocupada por Ilan Stavans, quien ha traducido a esta “lengua” El Quijote).
En el ámbito de la biomedicina también empiezan a menudear los portmanteaux. Pensemos por ejemplo en genoma (de gen y cromosoma) y en genómica, en proteómica, metabolómica, nutrigenómica y en todas las demás ciencias ómicas. Y es que aunque no es exactamente un portmantau, la biomedicina se ha convertido en un territorio de hibridación creciente donde confluyen muchos campos de conocimiento antes inconexos, desde la bioinformática a la bioingeniería, entre otras muchas disciplinas emergentes en este territorio de uniones e intersecciones que son hoy las ciencias de la salud.
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