Sobre el riesgo de tomarse demasiado en serio el trabajo y otras amenazas para la salud
Como reza en su sitio web, la American Psychosomatic Society “es un foro para la discusión de los datos de cualquier disciplina que pueda aumentar nuestro conocimiento de las complejas relaciones que han conducido a una nueva apreciación de cómo interactúan el cuerpo y la mente en el mantenimiento de la salud y en el desarrollo de la enfermedad”. Esta sociedad edita la revista bimestral Psychosomatic Medicine, que es fuente permanente de noticias para los medios de comunicación. La curiosidad de los temas y el indudable interés social por el abordaje científico de cuestiones que ponen de manifiesto alguna interrelación entre cuerpo y mente, más la notable difusión que hace esta publicación de sus artículos, todo ello ayuda a que el público general tenga a menudo noticia de este tipo de investigaciones. En su último número, de noviembre-diciembre de 1999 (al día de hoy todavía no está disponible a través de internet), se abordan algunos temas de interés. Como muestra, aquí están dos trabajos que reflejan cómo la psique influye tanto en la aparición de la enfermedad como en su curación.
El excesivo compromiso laboral afecta al corazón. Aunque se ha observado que tomarse el trabajo de cada día como una carrera que hay que ganar representa un riesgo para el corazón, no se comprendía muy bien cómo ocurría esto. Pero en un trabajo holandés realizado en las universidades de Amsterdam y de Utrecht se da alguna pista. “Los individuos excesivamente comprometidos con el trabajo son competitivos, impacientes, tienen una elevada necesidad de aprobación y son incapaces de disminuir este ritmo”, dice Tanja G. M. Vrijotte, coautor del estudio. “A la larga, tienen más riesgo de sufrir agotamiento y crisis nerviosa”. En este trabajo se valoró mediante un cuestionario de percepción de estrés laboral cómo 124 ejecutivos de mediana edad hacían frente a las exigencias laborales, para posteriormente tomar a los participantes varias muestras de sangre a lo largo de una semana de trabajo. En el cuestionario se examinaba la relación entre el esfuerzo del ejecutivo y la recompensa que obtenía, así como su grado de compromiso con el trabajo. De acuerdo con este estudio, las personas que reflejan un excesivo compromiso con el trabajo pueden estar predispuestas a enfermedades cardiovasculares, entre otras cosas porque los investigadores encontraron que su sistema fibrinolítico podría estar deteriorado.
El estrés bloquea el efecto de los fármacos antiisquémicos. Las personas muy estresadas y que además padecen enfermedad coronaria no responden tan bien al tratamiento como los pacientes con menor nivel de estrés psicológico, de acuerdo con un trabajo de investigadores de la University of British Columbia y del Ottawa Heart Institute, de Canadá. Este trabajo, realizado con 80 pacientes durante 12 semanas para evaluar el beneficio del tratamiento antiisquémico (atenolol y amlodipina), ha puesto de manifiesto que “los factores psicológicos pueden debilitar la respuesta de un paciente a la medicación”, según Thomas Rutledge, autor principal del trabajo.
La solidez científica de estos trabajos puede que no sea lo bastante firme como para apoyarse en ellos para sacar conclusiones. Pero no hay duda de que el corpus literario de cierta calidad sobre las relaciones entre cuerpo y mente en la salud y en la enfermedad empieza a ser notable. Y que cada vez hay mayor evidencia de que el estrés y otros factores psicológicos pueden tener un impacto negativo tan importante en la curación de la enfermedad como lo tienen en el desarrollo de la enfermedad.
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