Sobre la incierta extrapolación de los estudios con animales
[divider_flat] La narración de los avances médicos que hacen los medios de comunicación parece a veces uno de esos cuentos protagonizados por animales humanizados, que hablan, sienten y padecen como personas. Sin embargo, aunque las ratas y otros animales de laboratorio son actores principales en la historia del progreso biomédico, debería quedar claro que sus vicisitudes no son nunca experiencias humanas ni pueden extrapolarse sin más a las personas. Y este es el problema.
A pesar de las voces en contra, la investigación con animales resulta imprescindible. Su razón de ser es abrir líneas de investigación, probar hipótesis y experimentar en animales lo que no sería ético hacer en humanos. Si la sociedad acepta la investigación en animales es porque se considera que beneficia al hombre. Los estudios preclínicos en ratas y otros mamíferos son la antesala de lo que más tarde se evaluará en los ensayos clínicos. Muchos de los avances biomédicos, especialmente los relacionados con la seguridad y la eficacia de los tratamientos, han venido precedidos por estudios en animales. Pero esto no quiere decir que cualquier logro experimental pueda entenderse y presentarse como un avance en relación con la salud humana. El 63% de los estudios en animales publicados en las siete mejores revistas de investigación básica nunca se llega a replicar en ensayos clínicos, y de los que sí se replican, uno de cada cinco (18%) ofrece resultados que contradicen los hallazgos en animales, según una revisión publicada en JAMA en 2006 (Translation of research evidence from animals to humans). Los estudios en animales tienen, pues, un escaso valor predictivo sobre los efectos en humanos. Sin embargo, no hay más que seguir unos cuantos días los medios de comunicación para observar con qué frecuencia se presentan hallazgos en animales de laboratorio como si se hubieran logrado en personas. Los titulares suelen omitir que se trata de estudios con ratas, pero es que a veces ni se menciona en el texto.
La cuestión es si los estudios con animales merecen tanto espacio en los medios de comunicación. Teniendo en cuenta su limitada utilidad en la salud humana y su incierta replicación en ensayos clínicos, habría que concluir que su presencia en los medios es desmedida. En un estudio realizado por el grupo RATS (Reviewing Animal Trials Systematically) y publicado en BMJ (Whre is the evidence that animal research benefits humans?) en 2004 ya se advertía que muchos estudios en animales tienen una pobre calidad metodológica y que es urgente revisar el valor de la investigación animal con vistas a potenciales tratamientos en personas. Además, por término medio, la replicación en humanos no re realiza hasta siete años después, y a veces se demora hasta 15 años. Si realmente una investigación con animales es tan importante que merece eco mediático, todos estos aspectos deberían siempre mencionarse para no confundir ni crear falsas expectativas por dar a entender que se habla de personas cuando en realidad es de ratas.
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