Tomar medidas

Sobre la antropometría del adulto como herramienta de la medicina preventiva

Tanto darle vueltas y vueltas a las medidas que hay que tomar para atajar la epidemia de obesidad y sobrepeso que asola a la mitad de la humanidad (cuarto y mitad si consideramos sólo el mundo anglosajón), y resulta que había una buena solución escondida en la literalidad de la cuestión. En efecto, una de las primeras autoridades mundiales en materia de prevención, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de EE UU, inauguran el nuevo milenio lanzando urbi et orbi la recomendación de usar las medidas corporales, tales como el BMI o índice de masa corporal (el peso en kilos dividido por el cuadrado de la talla en metros) y el WC o perímetro abdominal, para predecir la mortalidad y el desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2. Este llamamiento a tomar medidas elaborado por sesudos expertos de los CDC y sus homólogos de otros 10 países, le recuerda a uno la originalidad, contundencia y eficacia del lema que pregonaría a los cuatro vientos la capitalidad cultural de Madrid, allá por el glorioso año de 1992, cuando la comisión de expertos creada al efecto, tras meses de trabajos, deliberaciones y consideraciones, dio a conocer el que sería a la postre el definitivo lema: “Madrid, Madrid, Madrid”.

La recomendación de los CDC, publicada en el número de enero del American Journal of Clinical Nutrition (el trabajo se titula Report from a Centers for Disease Control and Prevention Workshop on Use of Adult Anthropometry for Public Health and Primary Health Care), tiene efectivamente el encanto de las recetas sencillas pero eficaces, pues los datos presentados por el panel de expertos internacionales muestran que el índice de masa corporal y el perímetro abdominal son dos parámetros que por sí mismos sirven habitualmente para identificar los riesgos para la salud del exceso de peso. Y, como se ha encargado de subrayar el director del programa de diabetes de los CDC, Frank Vinicor,  estas son “unas herramientas sencillas, baratas y fiables para que los médicos de atención primaria puedan valorar el estado de salud de sus pacientes”.  Por ahora, aseguran los expertos, no hay datos sobre cómo los médicos valoran la obesidad en sus pacientes, pero la universalización del registro de estas dos medidas antropométricas podría subsanar esta carencia e impulsar el control y la prevención de la obesidad.

Paralelamente, el director de Salud de EE UU, David Satcher, confirmado en su cargo por el presidente electo George W. Bush, anunció el lunes pasado que el Gobierno de ese país está dando los primeros pasos para definir una estrategia nacional para tratar el problema epidémico de la obesidad. De momento, ha anunciado un plan de un año que involucra a las escuelas, los centros de trabajo y los hospitales con el objetivo de disminuir las tasas de sobrepeso y obesidad, que se han duplicado en las dos últimas décadas (las estadísticas oficiales indican que en 1999 más del 60% de los estadounidenses mayores de 20 años tenían sobrepeso o eran obesos). Aunque en los últimos años el consumo de calorías se ha reducido a nivel nacional, algunos expertos atribuyen el incremento de sobrepeso a una dieta hipercalórica y rica en grasas además de a la falta de ejercicio físico. Ponerse a dieta es todo un deporte nacional en EE UU (la quinta parte de la población lo hace cada año), pero menos del 5% logran mantener la pérdida de peso mucho tiempo. Aunque con diferencias locales, el sobrepeso empieza a ser también un problema global. Una de las novedades de este siglo XXI es que por primera vez en la historia hay más personas en el mundo con exceso de peso que con falta de alimentos. La epidemia de obesidad -y otras asociadas, como la de diabetes- también está avanzando en nuestro país, por lo que no vendría mal ir tomando medidas.


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