On the neurobiology of religion and spirituality[divider_flat]
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[divider_flat] La interdisciplinaridad no parece conocer fronteras. La combinación de dos áreas aparentemente inmiscibles, como son la neurología y la teología, puede sonar a híbrido despropósito, ingeniosa extravagancia o simple y llana provocación, pero no parece algo digno de ser tomado en serio. En cualquier caso, la llamada neuroteología, que aspira a explicar el fenómeno religioso desde los presupuestos de la neurociencia tiene décadas de tradición en Estados Unidos, donde congrega a numerosos científicos y mueve enormes cantidades de dinero, fundamentalmente de donaciones privadas. En España es todavía una desconocida, pero acaba de presentar sus credenciales en la nueva revista de alta divulgación científica Mente y cerebro, la versión española de la alemana Gehirn & Geist publicada por los editores de Investigación y Ciencia, que incluye en su último número un diálogo entre el teólogo protestante Ulrich Elbach y el neurofisiólogo Detlef Linke.
En él se da cuenta de algunas investigaciones para explicar los sentimientos religiosos, la idea de Dios y la posibilidad de tender puentes entre ciencia y la religión, como pretende, por ejemplo, The Center for Theology and the Natural Sciences, fundado en 1981, volcado nada menos que en el estudio de “la relación entre la física, la cosmología, las ciencias medioambientales, la biología evolucionista, la biología molecular y la teología y ética cristianas”. Entre otras investigaciones, las del neuropsicólogo Michael Persinger, de la Laurentian University (Canadá), indican que con ayuda de campos magnéticos puede inducir a cualquier persona vivencias religiosas y experiencias trascendentales. Por su parte, las del médico y neurocientífico Andrew Newberg, jefe de Medicina Nuclear del Centro Médico de la University of Pennsylvania y director de investigación con neuroPET, parecen indicar que la religión deja huella en la circuitería cerebral y que la idea de Dios está cableada en el cerebro.
Puede que haya muchas líneas de trabajo en neuroteología, pero la religión es con toda seguridad algo más que el despliegue de un determinado estado emocional, como apunta Detlef Linke. Ante la pregunta de cuál es el objetivo de la investigación neuroteológica, el neurobiólogo alemán responde: “Todos los implicados intentan encontrar un lenguaje común para la religión y sobre todo aplicable al diálogo sobre la religión. Las ciencias naturales se mueven en una dimensión casi neutral, por lo que las religiones, por su parte tienen que evitar una confrontación directa con aquellas. Ese es el terreno donde cristianos, musulmanes e hindúes pueden intercambiar relajadamente ideas sobre las últimas realidades de la vida. Lo cual tiene mucho sentido, en mi opinión, en un mundo tan determinado por la ciencia y la técnica”. Todavía estamos muy lejos de que el lenguaje científico pueda articular enunciados ontológicos, pero no vendría mal que de todo esto surgiera al menos un lenguaje que evitara la confrontación.
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