Sobre los ciberdoctores y los riesgos de la búsqueda de consejo médico en Internet
Para el paciente, la búsqueda de información y consejo médico en internet es cada día cada día más fácil y a la vez más arriesgada por la sobreabundancia de sitios web y la disparidad en su calidad. No todos los sitios tienen la calidad de las Páginas del Paciente del JAMA o las de Información al Paciente de la American Family Physician, también excelentes y más antiguas, como me hace notar el médico de familia Rafael Bravo Toledo (quien no la conozca, que no se pierda la Web Médica de Rafa Bravo ). Pero quizá lo más alarmante es la proliferación de ciberconsultas entre pacientes y médicos que de nada se conocen.
Si uno todavía no se ha dado de bruces con alguna, basta con asomarse a Yahoo ( http://www.yahoo.com/health/advice ) o buscar en Altavista por “+ask+doctor*” (localiza 2967 páginas) o “+ask+physician*” (370 páginas) para comprobar la variopinta nómina de ciberdoctores que se ofrecen para diagnosticar y tratar los padecimientos que aquejan al desocupado y quizá maltrecho internauta.
eso es precisamente lo que han hecho dos médicos reales y alemanes por más señas: contar el mismo caso médico fingido a un total de 17 ciberdoctores, todos ellos ubicados en EE UU, y evaluar así el grado de veracidad y compromiso de sus respuestas. La investigación, realizada por Gunther Eysenbach y Thomas Diepgen y publicada en The Lancet, alerta sobre el “dudoso consejo médico” que se ofrece en Internet. La misiva de Eysenbach y Diepgen, del departamento de Salud Pública, Cibermedicina y Dermatoepidemiología de la Universidad de Heidelberg, estaba firmada por un tal Gunther y empezaba así: “He visto en la red que ofrece consejo médico por correo electrónico. Soy un hombre de 55 años que tengo un pequeño problema de la piel…”. Y a continuación daba cuenta de la aparición de unas ampollas en el pecho más algunos signos y síntomas que sugerían un herpes zóster en una persona inmunocomprometida, lo que requería un tratamiento inmediato con un fármaco antiviral. “¿Tiene alguna idea de qué puede ser esto? ¿Alguna sugerencia para tratarlo? Y lo más importante: ¿Debo acudir a un médico (vivo en un área rural) o puedo esperar algunos días a ver si desaparece?”, añadía el mensaje remitido desde Alemania.
De las 17 consultorios médicos (10 gratuitos y 7 de pago) que recibieron el mensaje, sólo contestaron 10, por lo general en un plazo inferior a las ocho horas. Tres de ellos respondieron que no atendían consultas de dermatología. Y de los siete restantes, sólo cinco dieron con el diagnóstico correcto de herpes zóster. Las dos respuestas erróneas fueron sin duda preocupantes, a pesar de que en una de ellas se decía que “probablemente no sea nada de lo que preocuparse” y recomendaba la “medicina homeopática Apis 30D” y “vitamina C”. No hacía falta dar las gracias: el ciberdoctor de turno ya había cargado en la tarjeta de crédito de Gunther 25 dólares por su consejo médico. En la otra respuesta equivocada, aunque sin cargo para Gunther, se atrevían con el siguiente diagnostico y tratamiento: “Sus órganos depuradores deben estar congestionados (hígado, bazo, vejiga, riñones, intestinos y piel). Asegúrese de que realiza al menos dos buenos movimientos de vientre al día”.
Con todo, hay otra cosa tanto o más preocupante: los sitios médicos que ni siquiera responden, haciendo perder un tiempo quizá preciso a los pacientes. Y es que, más allá de los consejos generales de salud, las ciberconsultas anónimas nada tienen que ver con la relación directa entre un paciente y su médico, que ya se conocen y por eso mismo pueden extender su relación al ciberespacio sin riesgos ni malentendidos.
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