Correo médico

Estudios, proyectos y tendencias en la comunicación médico-paciente por e-mail

El 83% de los médicos considera que el correo electrónico es una buena herramienta de comunicación con sus pacientes, mayormente para responder cuestiones médicas que no sean urgentes. Por su parte, un 70% de los pacientes dice que le gustaría poder comunicarse con sus médicos a través del correo electrónico. Por lo que se ve, parece que ambas partes están de acuerdo en la utilidad de este servicio postal. Ahora bien, ¿en qué medida unos y otros lo utilizan o hacen servir? Los deseos tampoco aquí corren paralelos a la realidad.

Aunque un 40% de los pacientes de medicina general utiliza regularmente el correo electrónico, sólo un 14% de ellos se ha dirigido por este conducto a su médico; y entre los médicos, resulta que sólo un 27% emplea regularmente el correo electrónico para dirigirse a sus enfermos. Para poder valorar todos estos datos hay que decir que provienen de una encuesta telefónica a 320 pacientes y 75 médicos residentes. Y añadir que ha sido realizada en EE.UU.

La encuesta muestra una brecha enorme entre los deseos y realidades en el uso de esta nueva tecnología (lo que ya se ha llamado el “internet gap”) y por eso mismo revela también la gran oportunidad que ofrece internet para mejorar el diálogo médico-paciente. Ha sido concebida como punto de arranque de un estudio de la Universidad de Michigan y el Ann Arbor Veterans Affairs Hospital para evaluar un sistema de correo electrónico especial para médicos y pacientes. Este sistema, conocido como EMAIL (Electronica Messaging, Advice, and Information Link), permite a los pacientes comunicarse con sus médicos para concertar una visita, pedir la remisión a un especialista, renovar las recetas o plantear cuestiones de salud general. En el estudio participan todos los médicos residentes del hospital que tienen consulta, divididos aleatoriamente en un grupo de estudio y otro grupo control (a los pacientes de los médicos del grupo de estudio se les enseña cómo funciona el nuevo sistema y se les insta a utilizarlo). Cuando concluya el estudio se espera haber podido esclarecido tres cuestiones principales: cuáles son los temas más abordados en la comunicación médico-paciente por correo-e; en qué medida el uso del correo-e afecta al volumen de llamadas telefónicas y de visitas y a la eficiencia de la organización, y cómo influye el uso del correo-e en conseguir una satisfactoria relación entre ambas partes.

En este contexto, la American Medical Association anunció el pasado 12 de octubre que está desarrollando con la compañía Intel un sistema de credencial digital para los médicos que mejora el sistema de identificación tipo “password” y garantiza mejor la necesaria confidencialidad de la información clínica que reciben o envían. La AMA prevé poder ofrecer credenciales digitales a los médicos a principios del año 2000, para lo que a finales de este mes de octubre ya va a empezar a probar un prototipo.

Ni que decir tiene que el panorama español no es exactamente el mismo. ¿Cuántos de entre los médicos españoles dan su dirección de correo-e a sus pacientes? ¿Cuántos pacientes de aquí conocen el correo-e de su médico? Son preguntas de difícil respuesta, pero en todo caso están relacionadas con el acceso de la población general y de los propios médicos a internet. Si las cosas van como parece que van, si el correo electrónico va a resultar una cómoda, eficiente, rápida y segura forma de profundizar el diálogo entre médicos y pacientes, y si realmente esto es una tendencia universal y el correo-e está llamado a rellenar algún hueco de comunicación y facilitar algunos trámites, ¿cuánto tendremos que esperar todavía para situarnos en este escenario?


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