El uso de expresiones genéricas para caracterizar grupos humanos favorece los estereotipos[divider_flat]
Las avispas son peligrosas, pero menos que los lobos. Los leones y los tigres, esos sí que son feroces, como bien sabe hasta un crío chico, aunque nunca haya visto un un tigre de verdad. Prácticamente todos los niños del mundo, cualquiera que sea su cultura, tienen hacia los cuatro años una opinión formada sobre las cualidades esenciales de los principales animales. Este conocimiento sobre las propiedades intrínsecas de las diferentes categorías animales les permite saber, por ejemplo, que un bebé león será feroz cuando crezca, aunque de pequeño no resulte peligroso.
Con las categorías sociales ocurre algo similar, pero diferente. Muchas personas tienen prejuicios sobre algunos grupos humanos, ya sean los judíos, los alemanes, los gitanos, los negros, las mujeres, los musulmanes, los catalanes o cualquier otro colectivo diferenciado por raza, nacionalidad, religión, oficio u otras características. Pero los estereotipos sobre las categorías sociales son muy variables dependiendo del país, la clase social, la cultura y otros factors. El esencialismo social, como se llama esta visión del mundo que atribuye rasgos esenciales a todos los miembros de un grupo humano, está muy desigualmente arraigado, pero suele conducir a la creación de prejuicios y a veces a la discriminación: los musulmanes son unos terroristas, los catalanes son unos tacaños, los latinos son gente apasionada, a las niñas les gusta el color rosa, los chicos llevan el pelo corto, etcétera.
El lenguaje, ciertamente, no es neutral en la configuración del pensamiento y de las creencias. Se supone que el uso de un lenguaje genérico (“los alemanes tienen la mente cuadriculada”) en lugar de un lenguaje más específico (“este alemán tiene la mente cuadriculada”) o incluso neutral (“esta persona tiene la mente cuadriculada”) contribuye a difundir los estereotipos y los prejuicios. Pero lo que hasta ahora era una sospecha más o menos fundamentada ha sido ahora confirmado por una investigación científica publicada en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) el 7 de agosto de 2012.
En una ingeniosa y elegante serie de experimentos, realizados con niños de cuatro años y con sus padres, los autores de esta investigación (Cultural transmission of social essentialism) han demostrado que el empleo de un lenguaje genérico facilita la transmisión de creencias esencialista de padres a hijos. Para ello crearon una categoría social ficticia, los zarpies, que no era asimilable a ningún grupo racial, nacional, religioso, de edad o de género, sino que presentaba rasgos propios y singulares: a los zarpies les asustan las mariquitas, los zarpies comen flores…
En estos experimentos se pudo constatar, entre otras cosas, que el uso de lenguaje genérico creaba pensamiento esencialista, que este pensamiento se podía transmitir entre generaciones y que las concepciones esencialistas sobre grupos humanos se asociaban con el uso de un lenguaje generalizador. El lenguaje por sí solo no crea el estereotipo y la discriminación, pero como revela esta investigación es un elemento clave para su difusión y la creación de actitudes negativas hacia ciertos grupos sociales.
Clasificar es sin duda una forma de conocimiento, pero clasificar y etiquetar lo inclasificable, atribuyendo rasgos comunes a un grupo diverso, es un error de generalización que tiene sus riesgos. El lenguaje es una poderosa herramienta para crear prejuicios pero también para evitarlos, depende de cómo la usemos. Los zarpies pueden ser los otros o nosotros mismos.
Ilustración: Los zarpies se asustan de las mariquitas; los zarpies botan una pelota en la cabeza cuando están al are libre; los zarpies odian los helados; los zarpies comen flores. / PNAS
[box type=»info»]Entrada publicada el 18.08.2012 en Molienda de ciencia @ Molino de Ideas[/box]
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