Sobre los vacíos del registro civil y la estadística sanitaria
[divider_flat] ¿Se imagina que usted, o su hijo, no figurara en el registro civil? ¿Cómo sería su vida sin nombre ni fecha de nacimiento oficiales, sin todos los derechos básicos, ya sean políticos o económicos, que emanan del asiento registral de una existencia? En una sociedad moderna esta situación parece inimaginable, una anomalía que haría imposible una vida social normal y que habría que subsanar de inmediato. Vivir y morir sin dejar constancia en un registro nos retrotrae a épocas pasadas, pero éste sigue siendo el estado de millones de personas en todo el mundo. Vivir sin DNI complica mucho la existencia individual pero también dificulta la vida social, la tarea de diseñar y validar programas políticos, ya sean de salud, educativos o de otro tipo. Está claro que la salud y la calidad de vida empiezan por un apunte en los libros del registro.
Cada año, unos 48 millones de nacimientos se quedan sin registrar, casi el 40% de los 128 millones de niños que nacen en todo el mundo. El registro de defunciones es todavía más precario: dos tercios de los 57 millones de muertes anuales no constan en ningún registro. Las cifras son estimativas, obtenidas a partir de encuestas y muestras, pero reflejan la dimensión del problema. Este “escándalo de la invisibilidad”, como lo ha denominado la revista The Lancet del 3 de noviembre de 2007, es un gran escollo para mejorar la salud y las condiciones de vida en todo el mundo. Sin registros de nacimientos y defunciones, las estadísticas vitales sobre las que se basan los programas de salud son dudosas.
¿Y qué decir de la causa de muerte, un dato epidemiológico esencial para conocer y mejorar la salud pública? La décima versión de la International Classification of Diseases (ICD-10), en vigor desde 1990, es la herramienta universal para catalogar las enfermedades y las causas de muerte, y tener así la certeza de que las estadísticas miden lo mismo y son comparables. Pero de los 193 estados miembros de la OMS, sólo 31 disponen de estadísticas fiables sobre las causas de muerte (más del 75% de las carencias registrales afectan a los países del África subsahariana y del sureste asiático). Y lo peor es que la situación está estancada desde hace medio siglo, según denuncia la revista británica. Ningún organismo internacional se ocupa de garantizar un sistema de registro civil en todos los países, un objetivo que supera la encomiable tarea de la Red de Sanimetría de la OMS (Health Metrics Network) para mejorar las estadísticas sanitarias a nivel local y global.
Las estadísticas sanitarias pueden parecer fríos valores que consideran a las personas como simples números. Pero cada número, desde la tasa de mortalidad perinatal a la esperanza de vida, no es sólo una entelequia técnica sino también la representación de una realidad social, sanitaria y política. Cuando alguien en un país desarrollado expresa su anonimato o su insignificancia con la queja de ser sólo un número del DNI o de la seguridad social quizá no valora suficientemente lo que significa tener ese número.
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