Crédito y descrédito

Sobre el sida y las vacas locas como indicadores de interés y credibilidad

La información sobre el sida cada año se concentra más en torno al 1 de diciembre, día mundial de la enfermedad. Mientras los afectados van saliendo del gueto de marginación social, la información va entrando en una especie de gueto informativo. Este día, los medios de comunicación nos recuerdan la realidad de la enfermedad y en los diarios los preservativos se anuncian a toda página. Pero la realidad informativa es que el sida ocupa cada año un espacio relativo decreciente en los medios, aunque en números absolutos se mantiene. El Informe Quiral, de la Fundación Vila Casas y la Univerdsidad Pompeu Fabra de Barcelona, que analiza la presencia de los temas de salud en cinco diarios nacionales (El País, ABC, El Mundo, La Vanguardia y El Periódico de Catalunya), refleja que el sida representaba en 1996 el 8,79% de los textos de salud; en 1997, el 6,92%; en 1998, el 4,98%, y en 1999, ya sólo el 3,54%. Por delante del sida, el año pasado fueron los riesgos alimentarios (dioxinas y Coca-Cola) el tema que mereció más atención informativa y el motivo por el que hace unos días la Fundación Vila Casas convocó a expertos y periodistas en una mesa redonda para debatir el espinoso tema de los riesgos alimentarios y su comunicación. El asunto no podía estar más de actualidad con la crisis de las vacas locas, una crisis que ha mostrado, entre otras cosas, una preocupante pérdida de confianza en las autoridades sanitarias y la gran demanda de información veraz que hay por parte de la población.

¿Hasta qué punto satisface internet esta demanda informativa? ¿Qué información nos ofrecen las autoridades sanitarias y los medios de comunicación sobre la enfermedad de las vacas locas? ¿A quién dar crédito para tomar decisiones informadas?  Al margen de la información que van publicando los medios y que llega a ser ciertamente completa en los principales periódicos nacionales, lo primero que constata el internauta es que ya hay miles de páginas sobre este tema, que esta sobreinformación impide distinguir a primera vista las páginas de calidad y que la mayoría de la información que parece de fuentes fiables está en inglés. Con todo, la siempre recomendable puerta de entrada que es MedLine Plus nos conduce enseguida a una excelente página en castellano del National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS) sobre la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, en la que punto por punto se va dando respuesta a las preguntas que pueden interesar al ciudadano (¿Qué es la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob? ¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad? ¿Cómo se diagnostica? ¿Cómo se trata? ¿Qué ocasiona la enfermedad? ¿Cómo se transmite? ¿Cómo pueden las personas evitar propagarla? ¿Qué investigación se está realizando?),  además de aportar una larga lista sitios de internet donde ampliar la información, desde el United States Department of Agriculture (USDA) a la Food and Drug Administration (FDA), pasando por la Creutzfeldt-Jakob Disease Foundation y la National Organization for Rare Disorders.

En cambio, allí donde parece razonable que el ciudadano pudiera encontrar información fiable en español sobre el mal de las vacas locas, lo que hay es un vacío informativo. ¿Tanto cuesta poner en los sitios del Ministerio de Sanidad y Consumo, del Ministerio de Agricultura y del Insalud una información semejante a la del NINDS? Siete meses después de que se anunciara la puesta en marcha del ambicioso sitio web del Insalud, su buscador sólo ofrece una referencia sobre las vacas locas en una revista médica. Y si uno trata de localizar en un buscador la dirección de este organismo puede ocurrir fácilmente que se extravíe y vaya a parar a www.insalud.org, la sede del Insalud de Carabobo (Venezuela), con lo que a uno se le puede quedar cara de ídem.


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