Sobre las vitaminas como piedra de toque de lo que es actualmente internet
«Cuando me dijeron que no puedo ser Juan José Millás en Internet porque alguien se lo ha pedido antes que yo…». Así empieza su columna de hoy en la última página de El País el autor de «La soledad era esto». Y, en efecto, el dominio juanjosemillas.com ya está registrado, como es el caso de muchos otros que se registran en una dislocada carrera por acaparar las voces supuestamente más comerciales del diccionario. Esta fiebre que se vive en el registro de dominios es un aspecto característico de la economía punto com y un elemento de confusión adicional en el enorme enredo de contenidos que ya hay en muchas áreas de la red, incluidas por supuesto la de medicina y salud. Quizá uno de los enredos más reveladores de lo que es y puede llegar a ser internet sea el de las vitaminas. Por la abundancia de páginas, lo variopinto de los contenidos, el comercio «on line» que promueve el paraguas vitamínico y la diversidad de intereses que alientan las páginas web sobre esta materia no es difícil quedar anonadado y confuso ante la mezcla de verdades, mentiras y medias verdades que hay sobre el tema. Tiremos, pues, del hilo y adentrémonos en el laberinto de las vitaminas.
Para empezar, si se tiene la paciencia de comprobar qué nombres de vitaminas están registradas en internet podemos llevarnos la primera sorpresa. Todas, verdaderas y falsas, tienen su dominio punto com (el comercial, por antonomasia). En uno de los grandes portales del registro en internet como es Network Solutions puede comprobarse que vitamina.com, vitaminb.com, vitaminc.com y así hasta vitaminz.com ya tienen propietario. Pero, un momento, ¿no había sólo 13 vitaminas o, al menos, no son esas las únicas y esenciales en nutrición humana? ¿No es cierto, además, que en la sopa de letras vitamínica sólo existen la A, el grupo de la B, la C, la D, la E y la K, si no me olvido ninguna? Entonces, ¿qué hay de las otras? ¿Existen las vitaminas J, L, M, O, P o Z, pongamos por caso? Para nuestra sorpresa no sólo tienen existencia virtual sino que en algunos casos se venden en frascos o en CD.
No hay más que rebuscar un poco en los 1.689.524 documentos que incluyen la palabra vitamin en AltaVista (1552668 en Northern Light y 717.000 aproximadamente en Google) para empezar a hacerse una idea del enorme cacao maravillao que hay con las vitaminas en internet. Yahoo nos abre la puerta a nada más y nada menos que 50.000 vendedores de vitaminas. En www.vitamins.com se pueden comprar, entre otras falsas vitaminas, la F (en realidad son dos ácidos grasos, el linoleico y el linolénico, que no podemos sintetizar, pero no son vitaminas) y la B15 (el ácido pangámico, una sustancia presente en la mayoría de las semillas, pero irrelevante para el organismo humano). Merodeando por internet nos podemos enterar que la vitamino O es una solución de oxígeno estabilizada o que la vitamina P aumenta la fuerza capilar. ¿Y qué hay de la vitamina J o la vitamina Z? Para nuestro alivio y sorpresa se trata de grupos musicales.
Pero no todos los sitios son de este pelaje. En MedLine Plus hay una selección de enlaces de confianza sobre vitaminas y suplementos minerales que nos permiten recobrar la calma y reafirmarnos en las 13 vitaminas de siempre. Por lo que respecta al panorama nacional, hace unos días ha salido a la luz el «libro blanco» Las vitaminas en la alimentación de los españoles que revela que «para la mayoría de las vitaminas estudiadas existen uno o más grupos de población con ingestas inferiores a los niveles recomendados». Entre las estudiadas no está por supuesto la vitamina R, que como puede verse es del todo inofensiva y rica en un nutriente también esencial: el humor.
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