Hiperpaternidad

Sobre el dirigismo educativo y la importancia del juego

[divider_flat] Los fines de semana los campos de fútbol y otros deportes se llenan de padres ansiosos por ver cómo sus hijos triunfan. Cegados por una pasión de padres mal entendida creen ver en sus retoños a futuras estrellas del deporte y les trasladan una presión competitiva exagerada. El deporte está quizá demasiado profesionalizado desde las categorías inferiores, pero hay padres que empeoran la situación desvirtuando los valores del juego y la actividad física inherentes al deporte. Algunos pediatras han alertado del exceso de lesiones por sobreentrenamiento, y no pocos niños acaban aborreciendo por exceso de presión lo que empezó siendo un juego placentero. Aunque menos habitual, también hay padres empeñados en que sus hijos sean grandes músicos, actores o pintores, y que desarrollen a fuerza de cursos una vocación artística que quizá no tienen. Hay, en fin, muchos padres que sobrecargan hasta la extenuación la agenda de sus vástagos con todo tipo de actividades extraescolares para que “triunfen en la vida”, empecinándose en procurarles las mejores guarderías, los mejores colegios, los mejores cursos y lo mejor de lo mejor, sin faltarles de nada y sin reparar lo suficiente en la metas que imponen a sus hijos y en el precio que pueden pagar por este exceso de competitividad. A esta actitud paterna, que se configura ya como una tendencia preocupante, se la ha dado en llamar hyperparenting o hiperpaternidad.

Una de las nefastas consecuencias de la hiperpaternidad es que subvierte una etapa tan fundamental para el desarrollo de una persona como es la infancia. Subvertir la infancia es imponer a los niños valores y modelos de adultos y limitarles el juego, que es su vía natural de expresión y maduración. El juego, como reconocen psicólogos y pediatras, es esencial para el desarrollo porque contribuye al bienestar físico, cognitivo, social y emocional de los niños y adolescentes. La Academia Americana de Pediatría ha subrayado la importancia del juego para el desarrollo del niño en su informe The Importance of Play in Promoting Healthy Child Development and Maintaining Strong Parent-Child Bonds, publicado en enero de 2007 en Pediatrics, en el que alertaba de que el tiempo de juego de los niños se está reduciendo peligrosamente y advertía que imponer a los niños un estilo de vida acelerado es una fuente de ansiedad y estrés que puede conducir incluso a la depresión. El 41% de los niños de 9 a 13 años se sienten estresados siempre o la mayor parte del tiempo, siendo los niños más sobrecargados de actividades los más estresados, según un reciente estudio de KidsHealth. Y hay pediatras que atribuyen el aumento de diagnósticos del trastorno por déficit de atención e hiperactividad a las crecientes exigencias impuestas a los niños. Nadie dijo que el oficio de padres fuera sencillo, pero entre el dirigismo desmedido y la dejación de las funciones educativas hay que encontrar un punto de equilibrio y sensatez. Y no olvidar que los niños y jóvenes necesitan jugar en paz y tener también su tiempo de libre disposición.


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