Sobre el trasvase de ideas del laboratorio a la clínica
¿Qué pinta un embriólogo en una reunión de neumólogos? ¿Qué pueden aportar endocrinólogos, inmunólogos y otros especialistas en la identificación de nuevas estrategias terapéuticas contra las enfermedades pulmonares? La European Respiratory Society (ERS) cree que la comunicación y el intercambio de ideas entre investigadores básicos y clínicos es una vía esencial y no suficientemente explorada para abrir nuevos cauces en el tratamiento de las patologías respiratorias. Con esta premisa ha reunido el último fin de semana de marzo de 2003 en la ciudad siciliana de Taormina a un selecto grupo de unos 150 neumólogos e investigadores básicos orientados a la clínica para que intercambien conocimientos y descubran posibles vías de colaboración. La ERS ha invitado expresamente a 40 jóvenes investigadores europeos para que puedan establecer contactos con los grupos científicos ya establecidos. Con todo esto, se pretende no sólo consolidar un grupo de trabajo y mantener un semillero de ideas, sino además que no falte la savia joven.
No es nada casual que el tema elegido para esta primera ERS International Lung Science Conference haya sido la exploración de los mecanismos de la inflamación (iniciación, regulación, lesión y reparación), pues este proceso es común a la mayoría de las patologías humanas y, en concreto, a algunas de las más devastadoras enfermedades respiratorias, como el EPOC, el asma o la fibrosis pulmonar. En este contexto ya no suena tan desubicada la presencia del embriólogo Paul Martin, del departamento de Anatomía del University College de Londres, que cautivó a la audiencia al explicar cómo los embriones de distintas especies tienen mecanismos eficientísimos para reparar sus heridas sin dejar una cicatriz y dejar entrever originales posibilidades para diseñar fármacos reparadores. El control del balance oxidativo en los pulmones es otra de las grandes propuestas de futuro para diseñar nuevas armas terapéuticas contra las enfermedades respiratorias crónicas, como apuntó el investigador James D. Crapo, del National Jewish Medical and Research Center de Denver (EE UU), cuyos recientes trabajos se orientan al desarrollo de nuevos y más eficaces antioxidantes. Entre otras muchas líneas prometedoras están las de Stephen T. Holgate, de la Universidad de Southampton (Reino Unido), descubridor del gen AMAM 33 relacionado con el asma y una autoridad en los mecanismos de hiperreactividad, o las del bioquímico Andrew Cato, de la Universidad de Karlsruhe, que indaga los mecanismos genéticos y moleculares para producir corticosteroides de diseño con menos efectos secundarios.
El cauce de colaboración abierto este año para trasvasar el conocimiento de la inflamación al tratamiento de las enfermedades pulmonares tendrá continuidad con al menos otras dos ediciones en 2004 y 2005. Todo hace pensar que la semilla de Taormina acabará dando buenos frutos, pero además que este es el tipo de iniciativas que más fortalecen a las sociedades científicas.
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