El creciente interés de la medicina oficial por las terapias alternativas es visible en internet
Para enfocar cualquier comentario o apunte para la reflexión sobre las llamadas medicinas alternativas, lo primero que hay que decir es que a escala mundial corresponden a este modelo alternativo aproximadamente entre el 70% y el 90% de todos los cuidados o intervenciones de salud. Llámense alternativas, heterodoxas, holísticas o complementarias, según quien las nombre, lo cierto es que estas prácticas no son en absoluto testimoniales o minoritarias. Incluso en los países desarrollados, donde la medicina científica manifiesta su mayor poderío, su presencia es más que significativa. Y, además, va en aumento. En Estados Unidos, por ejemplo, el número de consultas a profesionales de las medicinas alternativas (629 millones de consultas en 1997) es superior al de visitas al médico de cabecera. En el Reino Unido resulta que actualmente los especialistas en medicinas alternativas (alrededor de 40.000 practicantes) superan en número al de médicos generales (36.000 "general practitioners" o GPs), según datos del primer censo elaborado el verano pasado para el Gobierno británico por la British Medical Association (BMA). Y todavía podríamos aportar algún otro dato sorprendente: casi dos tercios de los estudiantes de medicina en Estados Unidos asisten a cursos sobre terapias alternativas para completar su formación, como respuesta al creciente interés de la población estadounidense por esas terapias, según un estudio publicado en el JAMA el pasado 9 de septiembre de 1998.
Esta revista de la American Medical Association (AMA), una de las cuatro grandes de la medicina científica, rompió una lanza a favor de la visibilidad de las medicinas alternativas al publicar un número monográfico el 11 de noviembre de 1998. Entre otros datos extraídos de los estudios publicados en dicho número, se pueden destacar estos tres: 1) Cuatro de cada 10 estadounidenses recurre a alguna forma de medicina alternativa. 2) Entre 1991 y 1997 el uso de las medicinas alternativas ha aumentado en Estados Unidos un 47,3%. 3) El dinero gastado por los estadounidenses en medicinas no oficiales y no cubiertas por los seguros médicos es similar al gastado en los servicios médicos oficiales y que tampoco son cubiertos por los seguros.
Quizá por la fuerza de estos y otros datos, la medicina oficial está prestando una atención creciente a prácticas como la acupuntura, la aromaterapia, los remedios herbales o herbarios, la homeopatía, la quiropráctica y otras prácticas no convencionales. Por si alguien no lo sabía, entre los prestigiosos National Institutes of Health (NIH) estadounidenses hay uno de perfil heterodoxo: el National Centre for Complementary and Alternative Medicine (NCCAM), que como los demás también tiene su propio sitio web en internet, aunque en él se aclara que este centro no es una agencia oficial para las medicinas alternativas ni representa necesariamente un aval a dichas terapias. Obviamente, tampoco avala sus enlaces a sitios web alternativos y, como no cabría esperar otra cosa, recomienda encarecidamente al usuario consultar cualquier tratamiento "heterodoxo" con su médico "ortodoxo". De ser así las cosas, el médico de familia puede verse en la necesidad de discutir con sus pacientes sobre aspectos como la eficacia, la seguridad o el coste (nada despreciable, por cierto) de los métodos alternativos, así como sobre la competencia de sus practicantes.
Una posible lectura de los datos y consideraciones aquí apuntados es que el reconocimiento por parte de la medicina oficial de la existencia de las terapias alternativas es un primer paso para traerla a su terreno y, con el tiempo, incluirla y asimilarla. Pero, eso sí, sometiéndola a la prueba de la verdad del ensayo clínico. El monográfico del JAMA es una buena prueba, como lo son también las más de 40.000 referencias sobre "medicinas alternativas" recogidas en MedLine. Las medicinas complementarias existen y son incluso mayoritarias, por eso no parece buen camino ignorarlas o menospreciarlas. ¿Hay entonces que someterlas a la prueba del nueve de la medicina científica? Quizá no haya otra salida, aunque no va a ser fácil ni factible con algunas terapias.
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