Sobre la bioestadística y la investigación operativa en medicina
[divider_flat] A pesar del cúmulo de problemas que afectan a la profesión médica, desde la pérdida de prestigio y poder económico hasta el cansancio crónico por las condiciones de trabajo, la medicina sigue siendo una de las profesiones mejor valoradas socialmente. Puede que algunas series televisivas de amplia difusión en los últimos años tengan algo que ver con este momento dulce que viven las vocaciones médicas, pero lo cierto es que la medicina es una de las carreras más solicitadas por los estudiantes universitarios. En el extremo opuesto están las carreras clásicas de ciencias, y especialmente la de matemáticas o ciencias exactas, como se la llamaba antes, que sigue perdiendo fuelle entre las preferencias de los estudiantes al acabar la selectividad. Quizá una serie televisiva sobre los matemáticos y las matemáticas ayudaría a despertar vocaciones, a perder el miedo a esta ciencia y a aprender a valorar la utilidad práctica que tienen los números y las estadísticas en muchas facetas de la vida. Hasta una actividad tan aparentemente alejada de las matemáticas como es la política, a la postre también es –o debería ser– una cuestión de números. Aunque está claro que la medicina descansa sobre muchas otras patas, las matemáticas y sobre todo la bioestadística tienen una importancia indiscutible para establecer evidencias o pruebas científicas sobre las que sustentar la práctica clínica. Nadie discute ya que la contribución de los estadísticos resulta imprescindible para mejorar la calidad de los ensayos clínicos y otros estudios que sustentan los avances de la biomedicina y la clínica.
El valor científico de los trabajos de investigación que se publican en las mejores revistas se sustenta, en buena medida, en el sistema peer review o de revisión por pares. Esta revisión por expertos en la materia investigada se ha dado por buena, aunque quizá no haya sido suficientemente contrastada. Un trabajo publicado ahora por investigadores españoles en la revista PLoS One ha venido a certificar que el sistema peer review mejora la calidad de los artículos científicos. El trabajo, realizado por el médico y bioestadístico Erik Cobo, de la Universidad Politécnica de Cataluña, junto con el equipo editorial de Medicina Clínica, viene a concluir que añadir un revisor experto en estadística y metodología científica al grupo de revisores supone una mejora en la calidad del informe de la investigación. No está claro si el beneficio se deriva de añadir un tercer revisor a los dos habituales o de que éste sea un estadístico. En cualquier caso, para Cobo, que es asesor de metodología y estadística de Medicina Clínica, este trabajo supone la confirmación de una línea de mejora de la revista española. Y destaca el papel fundamental que deben desempeñar los bioestadísticos en el desarrollo de la medicina basada en la evidencia. Puede que las matemáticas no tengan todo el reconocimiento social que sin duda merecen, pero al menos la bioestadística y su hermana gemela la investigación operativa tienen el porvenir asegurado de la mano de la medicina.
Deja una respuesta