Sobre la cadena paper-press release-artículo periodístico
Las revistas médicas profesionales se han hecho un hueco importante en los medios de comunicación. No todas, porque hay varios miles, pero sí un buen número de ellas. Por un lado están las cinco magníficas o “top five” de medicina general (el NEJM, el JAMA, The Lancet, el BMJ y los Annals of Internal Medicine), y por otro las revistas punteras de las distintas especialidades (Circulation, Pediatrics y The Journal of the National Cancer Institute, entre otras) más unas cuantas de ciencia básica (Nature, Science, Cell, etc.) y las principales del panorama nacional (Medicina Clínica, la Revista Española de Cardiología y algunas cuantas más). Las que mantienen un idilio permanente y continuado con la prensa son poco más de una docena.
La ocupación creciente del epicentro de la noticia médica por parte de las revistas es un fenómeno de la última década y particularmente de los últimos cinco años. Para explicar por qué estas publicaciones técnicas gozan de tanta cobertura en los medios de comunicación de todo el mundo, hay que tener en cuenta dos factores complementarios: la difusión masiva de internet y la implantación de los llamados press releases. A través de esta herramienta de comunicación entre los journals y la prensa, los primeros seleccionan sus contenidos más periodísticos y ofrecen a los medios sendos comunicados en los que explican en términos menos técnicos la importancia del estudio en cuestión y aportan los datos principales (a menudo también ofrecen a los periodistas el estudio completo). De modo que la cadena de transmisión de la información biomédica de las revistas tiene tres eslabones: el paper, el press release y el artículo periodístico. La introducción del segundo elemento es lo que ha hecho que esta cadena funcione ahora a toda máquina, generando una cantidad ingente de informaciones médicas que a menudo no van más allá del contenido del press release.
A nadie se le escapa que los editores de las revistas médicas, a través de sus comunicados de prensa, están influyendo de manera importante en la información médica que recibe no solo la población sino también los médicos. La cantidad de noticias ha aumentado, también la actualidad y, posiblemente, la calidad. Pero junto a estos aspectos positivos, algunos comunicados de las principales revistas exageran la importancia de los hallazgos, ocultan sus limitaciones y presentan los resultados de manera sesgada, como revela ahora el estudio Press releases. Translating Research into News, publicado en el JAMA. En otro estudio del JAMA se alerta asimismo sobre el excesivo eco que tienen en la prensa los hallazgos preliminares presentados en los congresos médicos. Todos estos estudios son sin duda muy periodísticos, pero más allá del eco que puedan tener ahora en los medios, lo que importa es el ejercicio de autocrítica, la vía de estudio que abren y la oportunidad de trasparencia y mejora que representan. La salud informativa lo agradecerá.
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