Sobre la manipulación de significados y el papel de los médicos en tiempos de crisis
Ahora que tantas gentes del mundo entero especulan, con mayor o menor grado de opresión de conciencia, sobre cómo combatir el terrorismo y cómo se va a administrar la «justicia infinita», y se escuchan en esta aldea global invocaciones de todo signo acerca de la guerra, la cordura, el «factor dios», el sentido de los medios y los fines, la intervención divina, el maniqueísmo de buenos y malos, entre otras muchas, parece que la verdadera babel no es ya tanto la de la diversidad de lenguas sino la provocada por la perversión de las palabras y su influencia en el gobierno del mundo. Este fenómeno universal de la manipulación de los significados, que se ha revelado como una herramienta eficacísima para la aplicación de las dobles morales y los distintos raseros, tienen un efecto colateral inmediato en el desencuentro de las gentes y los pueblos. Así, donde algunos dicen «justicia infinita» otros entienden «castigo infinito»; donde unos hablan de «guerra santa» otros perciben apología del «terrosismo», y donde unos creer ver la «benevolencia divina» otros sufren el «castigo divino». Esta manipulación de las palabras y sus significados, que también se da en el ámbito médico (el aborto puede ser una intervención terapéutica o un asesinato, lo mismo que la hospitalización de un enfermo mental en un psiquiátrico puede ser considerada como privación de libertad de una persona), lleva a plantearse cuestiones como qué clase de justicia es esa que estamos invocando o qué es la benevolencia divina y cuáles son sus fines. Merodeando por internet encuentro la referencia de Divine Benevolence, or an Attempt to Prove That the Principal End of the Divine Providence and Government is the Happiness of His Creatures, publicada en 1731 por el reverendo británico Thomas Bayes (1702-1761), padre del llamado razonamiento bayesiano que es el alma de muchos sistemas expertos en medicina. Pero como esta no obra no parece estar disponible en internet, nos quedamos sin saber cómo el creador del método inductivo quería demostrar que el principal fin de la providencia y el gobierno divinos es la felicidad de sus criaturas. A la luz oscura de los sucesos y circunstancias actuales no parece fácil, ni por deducción, inducción o intuición, apoyar la tesis de Bayes.
¿Cuál es el papel de una revista médica en las circunstancias actuales?, se pregunta el editorialista de el British Medical Journal (BMJ) en un breve y sensato artículo titulado A world heading for war? En él se insta a que los profesionales de la salud reclamen soluciones justas y pacíficas en lugar de actos de venganza, ayuden a promover la tolerancia y la comprensión en una época de tensiones sociales y contribuyan al entendimiento de las causas psicosociales de la violencia. El mensaje del BMJ no es otro que el que proclama con voz clara y firme la International Physicians for the Prevention of Nuclear War (IPPNW), la prestigiosa organización creada por médicos soviéticos y estadounidenses en los tiempos de la guerra fría para la prevención de la guerra nuclear y la evitación de conflictos armados. La IPPNW, que mereció el Premio Nobel de la Paz en 1985 y ahora está presente en más de 60 países, un día después de los atentados del 11 de septiembre dejó bien clara su postura en un comunicado colocado en su sitio electrónico: «Llevar a los terrosristas a la justicia; no empujar al mundo a la guerra«. Otras organizaciones nacionales federadas en la IPPNW (desde la cubana a la india) han emitido también comunicados similares, en los que se deja constancia de que papel de los médicos en tiempos tormentosos y de crisis va más allá de la asistencia sanitaria y que hay muchos médicos en todo el mundo comprometidos con el significado prístino de palabras como salud, justicia y seguridad, tan valiosas y fundamentales más nos valía preservar de toda manipulación.
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