Sobre lo mucho, lo poco y las limitaciones del pensamiento anumérico[divider_flat]
En el mundo hay muy pocos idiomas que carezcan de palabras para los números. Estas lenguas anuméricas se pueden contar con los dedos de una mano, aunque resultaría imposible hacerlo en una de esas lenguas, ya que no tienen palabras para decir “uno”, “dos”, “tres”… ¿Acaso los hablantes de esas lenguas no saben hacer las sumas o restas más sencillas? ¿Cómo se las apañan entonces?
Uno de estos idiomas anuméricos es el pirahã, la lengua de un pueblo nómada de la ribera del río Maici, en plena selva amazónica brasileña. Aunque apenas son unos centenares, la lengua no está en peligro de extinción, pues todos ellos son monolingües, aparentemente impermeables a la influencia del portugués vecino y, de momento, siguen procreando. Con su lengua sin números, los pirahã son incapaces de decir cuántos hijos tienen o cuántas manzanas se han comido. Está claro que se puede sobrevivir sin estos saberes, pero resulta intrigante saber cómo.
Al parecer solo tienen tres palabras para su contabilidad: “hòi”, que significa pequeña cantidad; “hoì”, que indica una cantidad algo mayor, y “baàgiso”, que viene a significar algo así como juntos o montón. Según el antropólogo y lingüista de la Universidad de Miami (EE UU) Caleb Everett, que ha estudiado durante muchos años esta lengua tan singular, con estas tres palabras los pirahã son incapaces de representar cantidades exactas. ¿Les da entonces igual ocho que ochenta? Pues eso parece: para ellos tanto valen ocho peces grandes como ochenta peces chicos, siempre y cuando abulten más o menos lo mismo.
En un trabajo sobre la lengua de este pueblo, publicado por Peter Gordon en 2004 en la revista Science (Numerical Cognition Without Words: Evidence from Amazonia), quedó bastante claro que sin palabras para números eran incapaces de contar más allá de tres, ni siquiera con los dedos de la mano. Sin palabras, venía a decir el estudio, no hay matemáticas que valgan. Después ha aparecido algún otro trabajo que indicaba que los pirahã sabían contar más de lo que se pensaba. Un reciente estudio de Caleb Everett y Keren Madora (Quantity Recognition Among Speakers of an Anumeric Language), publicado este año en Cognitive Science, ha confirmado las primeras carencias matemáticas observadas por Gordon. En él se aclara que los resultados contradictorios se debieron a que una misionera (Keren Madora), les ayudó a crear palabras para algunos números (por ejemplo, número cuatro como “todos los hijos de la mano”).
El estudio de la lengua pirahã está resultando ser una mina de oro para antropólogos y lingüistas, pero también para filósofos y neurocientíficos. Esta lengua no solo no existen ni ordinales ni cardinales y, consecuentemente, carece de la palabra “número”, sino que tampoco tiene número para los pronombres (no distingue entre el y ellos, por ejemplo), carece de palabras como “varios”, “cada” o “más”. Los pirahã no se plantean si un individuo tiene más que otro no sólo porque no saben contar, sino porque también carecen de la necesaria construcción gramatical.
El lenguaje puede, efectivamente, determinar la naturaleza y el contenido del pensamiento, como intuyó en la década de 1930 el lingüista aficionado Benjamin Lee Whorf. Es bien posible que cada lengua recree un mundo diferente. Por eso, del mismo modo que los pirahã jamás podrán idear burbujas financieras, a nosotros nos cuesta siquiera imaginar cómo sería un mundo sin números.
Foto: Teosaurio / Flickr
[box type=»info»]Entrada publicada el 30.09.2012 en Molienda de ciencia @ Molino de Ideas[/box]
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