Sobre los cereales de desayuno y la empanada mental
A la fibra dietética no hay quien le ponga peros últimamente. Se mire donde se mire, tiene una buena prensa y goza de mejor salud. Los numerosos estudios que avalan la ingesta de una dieta rica en fibra para prevenir procesos crónicos, como algunos cánceres o las enfermedades cardiovasculares, han elevado a los altares a esta parte no digerible de la dieta. Es algo parecido a lo que ha ocurrido con las vitaminas. Pero lo malo de santificar cualquier alimento o componente de la dieta es que se le pueden atribuir milagros que no hace o imposibles de probar. Lo último que se dice de la fibra es que reduce la fatiga y el estrés y promueve el buen humor.
El principal origen de esta supuesta nueva virtud de la fibra son los estudios realizados con cereales de desayuno en el Centre for Occupational and Health Psychology de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) por el grupo de Andrew P. Smith. De la investigación de este psicólogo, una de cuyas principales áreas de trabajo es precisamente el estudio de los factores que afectan al rendimiento humano y al estado de ánimo, se quiere hacer derivar la idea de que “la fibra puede mejorar el buen humor”, según da a conocer la propia Universidad de Cardiff en un comunicado y ha sido recogido por diversos medios de comunicación en todo el mundo. A propósito de esta investigación, financiada por la empresa de cereales Kellogg’s, Smith ha dicho que “los beneficios físicos de una dieta rica en fibra han sido ampliamente reconocidos por los profesionales de la salud desde hace muchos años, pero es la primera vez que una ingesta elevada de fibra se asocia con una mejoría en la salud mental”. El responsable de nutrición de Kellogg’s da un paso más al afirmar que “este nuevo estudio es muy importante y revela que un tazón de cereales ricos en fibra, como ahora ha sido mostrado científicamente, tiene un gran impacto sobre la salud física y mental”. Pero decir que la ciencia ha mostrado tal cosa es mucho decir. En un fino análisis (“Bran is good for your brainpower”) de este artículo y de su eco en la prensa, realizado por la National Electronic Library for Health del National Health Service británico, se subraya que lo único que tiene una mínima base científica es que el consumo de un desayuno con cereales ricos en fibra se asocia con una reducción de la fatiga de un 10% respecto al de cereales con bajo contenido en fibra, y aun esto hay que interpretarlo con cautela porque el estudio no facilita algunos detalles. Todas las otras conclusiones que aluden al estado ánimo, la energía y el estrés se apoyan en evidencias de “pobre calidad”.
A pesar de que los cereales de desayuno están recomendados por entidades solventes como la American Heart Association, nadie que no sea un integrista de la dieta integral puede sostener que este desayuno es mejor que otros. Y creer que la fibra de estos productos mejora por sí sola el poder mental es como confiar en el fósforo de las lentejas. O sea, una empanada mental.
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