Sobre la diversión en el trabajo y el efecto levedad
[divider_flat] ¡Diviértase en el trabajo! ¡Haga que sus empleados se diviertan en el trabajo! Esta es la nueva exhortación de algunos gurús del management a empresarios, directivos y empleados en general, la penúltima idea del marketing para mejorar la salud y la productividad de las empresas y los trabajadores. Algunos “vendedores” del trabajo divertido, como los de la empresa estadounidense Playfair, que se muestran en las fotos rigurosamente divertidos y sonrientes, llevan desde 1975 proclamando los beneficios de una actitud desenfadada en el trabajo y nos invitan ahora a todos a celebrar el 1 de abril el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo. En Madrid, un grupo de ejecutivos quieren desfilar por las calles con traje y bombín, y llegarse hasta el Ministerio de Trabajo para pedir el reconocimiento oficial de esta fecha. La gracia, supongo, está en celebrar la fecha sin dejar de ir a trabajar. Sería como un 1 de mayo, pero sin hipocresías: celebrando la fiesta del trabajo en el curro.
Está claro que un empleado con buen humor, alegre, que se divierte con lo que hace, no sólo disfruta de mejor salud, sino que crea buen rollo en el trabajo, favorece la cooperación y ayuda a mejorar la productividad de la empresa. La receta es tan de Pero Grullo que lo sorprendente es que no haya tenido más predicamento y no la hayan hecho suya empresas y trabajadores. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y ahora parece florecer una cierta primavera laboral que nos anima a crear entornos laborales más distendidos para disfrutar con el trabajo y mejorar de paso la eficacia. En su libro The Levity Effect: Why it Pays to Lighten Up (El efecto levedad: por qué compensa animarse), Adrian Gostick y Scout Christopher desgranan las innumerables ventajas individuales y, sobre todo, empresariales de divertirse trabajando. Esta simpática pareja de escritores, que a todas luces disfrutan y se ganan bien la vida con lo que hacen, proponen en su libro hasta 142 recetas para incorporar en el trabajo el efecto levedad. En esta línea, se publica ahora en España el libro Alta Diversión: Los beneficios del humor en el trabajo, de Eduardo Jáuregui y Jesús Damián Fernández (Alienta, 2008), abundando en la misma idea.
Bienvenido sea el trabajo divertido y todo lo que estimule a mejorar el ambiente laboral. Y ojalá que también prevaleciera el factor diversión entre los jóvenes a la hora de orientar sus estudios y su carrera profesional, porque sólo cuando uno disfruta y se divierte con lo que hace da lo mejor de sí. Así se podría difuminar en parte el gran abismo que hay entre ocio y negocio (etimológicamente, negación del ocio). El problema es que en muchos trabajos esto es muy difícil, y hay entornos y jefes que no son nada divertidos ni estimulantes. En algunos contextos, la invitación a divertirse trabajando se revela como una pura estrategia de management empresarial, cuando no una simple burla. Como decía uno en un reciente concurso de relatos superbreves, de sólo seis palabras: “Reparo retretes, me pagan una mierda”.
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