Sexangula

Sobre la simetría hexagonal de los cristales de nieve y sus falsos diseños

Sin importar que haga calor o caigan chuzos de punta, los copos de nieve son una imagen recurrente para ilustrar postales de Navidad y darle un toque navideño a la abrumadora oferta de consumo que nos avasalla en estas fechas. Tanto da que sean unos grandes almacenes, un restaurante o un banco, los archifamosos copos estrellados son un icono del espíritu navideño. Hasta la revista Nature, uno de los pilares de la ciencia pero no por ello ajena a las exigencias del mercado, ilustra su oferta de suscripciones de fin de año con los inconfundibles cristalitos estrellados. Pero, un momento, ¿cuántas puntas tienen estas estrellas de nieve? Como ha hecho notar en una carta dirigida a la revista el químico alemán Thomas Koop, la publicidad de Nature, como tantos otros diseños navideños, muestra estrellas de ocho puntas cuando todos los cristales de nieve que se dan en la naturaleza tienen forma hexagonal y, por tanto, seis y sólo seis puntas. Lo irónico es que la revista británica vende sus suscripciones con el reclamo de «para quien ama la ciencia…»

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Separadas sólo por unas cuantas páginas, en el último número de 2009 de Nature conviven el anuncio de las suscripciones y la carta de queja. El toque de atención de Koop es sin duda una buena oportunidad para recordar que fue el astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630) quien descubrió la naturaleza hexagonal de los cristales de nieve hace 400 años y divulgó este hallazgo en 1611 en su libro De nive sexangula. La singular belleza de los cristales de nieve, todos ellos de formas hexagonales pero sorprendentemente distintos entre sí, deriva de la estructura en hexágono de la molécula de agua. La maravilla de un cristal de nieve se origina en las nubes, cuando una diminuta gota de agua se condensa en una partícula de hielo que se transforma en un prisma hexagonal que empieza a crecer espacialmente. De los vértices de este prisma surgen ramificaciones en las que se reproduce y multiplica este fenómeno de cristalización arborescente con un patrón hexagonal que da lugar a toda una increíble diversidad de formas.

La primera imagen fotográfica de un cristal de nieve fue tomada en 1885 por el granjero estadounidense Wilson A. Bentley (1865-1931), un microfotógrafo autodidacta que centró su atención en la belleza e infinita variedad de estos cristales. En la Wikipedia se pueden observar sus fotografías originales y en sitios como snowcrystals.com es posible apreciar una buena muestra de la maravilla de los cristales de nieve y sus diseños hexagonales. Wilson «Snowflake» («Copo de Nieve») Bentley, como era conocido, dejo escrito en 1925: «Cada cristal es una obra maestra del diseño y ninguno está repetido. Cuando se derrite un copo, su diseño único se ha perdido para siempre». Hoy estas palabras nos suenan a un bonito cuento de navidad mientras que los diseños falsos de los cristales de nieve se nos antojan una metáfora del analfabetismo científico y de todo lo que tienen de falso estos días.

Foto: yellowcloud / Flickr


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