Perspectivas

Sobre las nuevas fronteras de la biomedicina y su impacto en la clínica[hr]

La medicina es mucho más que tecnología, pero los avances tecnológicos acaban dibujando en algún momento nuevas perspectivas. Y ahora parece que es uno de esos momentos. Gracias a la innovaciones aplicadas a la genómica, la neurociencia o la investigación con células madre, entre otras nuevas fronteras de la ciencia, el panorama de la biomedicina puede ser muy diferente en sólo cinco años. Hay opiniones autorizadas y proyectos concretos para pensar que en 2015 habrá avances importantes con aplicaciones clínicas inmediatas. Aunque en biomedicina nada se puede asegurar a ciencia cierta, en sólo un lustro puede haber un antes y un después en algunas parcelas. El abordaje del cáncer es una de ellas.

El proyecto promovido por el International Cancer Genome Consortium, que pretende secuenciar en cinco años 500 genomas completos de los 50 tumores más frecuentes, puede aportar tanta información sobre estos tumores que la supervivencia de los enfermos cambiaría radicalmente. Este proyecto podría significar el definitivo abandono de la clasificación anatómica de los dos centenares de tumores conocidos, y su reemplazo por una clasificación genética, mucho más eficaz para enfocar el pronóstico y el tratamiento. Así, por fin, muchos de estos tumores podrían considerarse como enfermedades crónicas. Los secuenciadores ultrarrápidos están reduciendo tanto el tiempo invertido y el coste de un genoma completo (los 100.000 dólares que cuesta ahora podrían reducirse a 1.000 o menos), que la secuenciación de los genes de algunos enfermos se convertirá, según vaticinan algunos investigadores, en una prueba casi rutinaria, como lo son ya los escáneres y otras exploraciones sofisticadas. Todo hace pensar que, de la mano de la genómica, la medicina personalizada será una realidad práctica.

Pero no todas las expectativas están ligadas a la genómica. Por ejemplo, en el ámbito de las neurociencias se prevé, entre otros avances, que en sólo un lustro esté disponible el mapa completo de una columna neuronal, la unidad anatómica y fisiológica del cerebro. Aunque esta primera columna será de rata, cabe pensar que el salto a humanos será rápido. Esto supondría un gran avance para conocer las alteraciones de la circuitería del cerebro asociadas a la esquizofrenia, la depresión, el alzhéimer y tantos otros problemas de salud mental. Estos avances en el conocimiento del conectoma ayudarán, sin duda, a interpretar mejor las neuroimágenes funcionales del cerebro humano, un ámbito en el que la tecnología disponible (RMf, TEP, SPECT) está claramente muy por delante de los conocimientos neurológicos.

¿Y qué decir de la promesa de las células madre, de los injertos bioartificiales y de la terapia celular en general? Aunque es imposible anticipar avances concretos, está claro que este área de la medicina es una de las que más expectativas despiertan y que en cualquier momento puede darse un paso significativo. Las esperanzas son tantas que lo procede ahora es ajustarlas a la realidad. Porque no todo lo posible ni muchos menos será realidad en cinco años.


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